Hace unos años, acudió a mi consulta un paciente de unos 35, bastante desesperado por una situación personal muy dolorosa.
Con su permiso concedido, os reproduzco un extracto de la conversación que mantuvimos en ese primer encuentro:
Paciente: ...pues lo que quería comentarte, Carlos, es que, no sé por qué, pero toda la gente que voy conociendo en mi vida me defrauda profundamente, y a pesar de que siempre he sido una persona muy sociable, actualmente me siento muy solo.
Yo: ¿Te defraudan amigos, parejas, familiares…?
Paciente: Sí, así es. Todos ellos.
Yo: ¿Desde cuándo te ocurre eso?
Paciente: Desde hace cinco años, más o menos.
Yo: ¿Y tú te has defraudado a ti mismo profundamente en los últimos años?
Paciente: Pues… no sé…
Yo: ¿Te has propuesto alguna meta muy importante que al final no has conseguido?
Paciente: Pues… sí, hace unos años me propuse dejar de fumar pero no lo he conseguido.
Yo: Cuéntame con detalle cómo ha sido el proceso.
Paciente: Pues… yo señalaba una fecha en el calendario como límite para dejar de fumar y cuando llegaba ese día había conseguido fumar menos, pero al final no lo había dejado del todo, por lo que volvía a poner una nueva fecha límite en calendario. Y así, sucesivamente.
Yo: ¿Y cómo eran tus relaciones con los demás antes de plantearte dejar de fumar?
Paciente: Normales. Había de todo, pero no me sentía defraudado por todo el mundo.
Yo: Lo veo claro: tu vida exterior es un reflejo de tu vida interior. “Como es adentro es afuera, y como es afuera es adentro”. Durante un período de 5 años has ido sintiéndote cada vez más decepcionado contigo mismo, por haberte puesto cientos de veces una meta que no has conseguido alcanzar, y esa decepción ha ido creciendo con el tiempo. Tu decepción con los demás no es más que un reflejo fiel de tu propia decepción contigo mismo. El reto ahora consiste en que alcances tu meta, que, además, es muy noble y deseable. Es decir, que no te defraudes a ti mismo. Que cumplas tu palabra… ante ti mismo.
Después de hacer un trabajo de sanación muy profundo en la consulta, mi paciente consiguió dejar de fumar definitivamente tres meses más tarde. Y no volvió a fumar posteriormente.
Casi un año después, volví a contactar con él telefónicamente para ver cómo le iban las cosas. Y esta fue su respuesta:
Carlos, todo ha vuelto a la normalidad con los demás. Mis relaciones, poco a poco, han ido pareciéndose más a las que tenía antes de proponerme dejar de fumar. Sí que ha habido en este tiempo alguna persona con la que me siento defraudado, pero ya no son todas. Me siento mucho mejor y la vida me ha cambiado mucho.
Comentarios
Publicar un comentario