Hace unas pocas semanas, acudió a mi consulta un paciente de 39 años que llevaba una temporada acusando una sensación muy acentuada de desasosiego a la hora de meterse en la cama, lo que a veces podía retrasar dos, tres y hasta cinco horas el momento de dormirse. Algo que, evidentemente, estaba empezando a tener un impacto considerable en su vitalidad, en su claridad mental y en su estado de ánimo.
Después de hacerle el cuestionario de rigor para conocer sus hábitos en profundidad, comprobé que era un hombre de buenas costumbres, y practicante de una alimentación bastante saludable. Sin embargo, detecté dos errores importantes, directamente relacionados con el tema que nos ocupa:
1. Tomaba dos infusiones de romero al día: una por la mañana, con el desayuno, y otra por la tarde, sobre las 17h.
2. Al mediodía, solía acompañar la comida con una ensalada a la que le añadía unas pocas guindillas para darle un toque un poco picante.
El caso es que este hombre estaba muy bien conectado con su Polaridad Masculina, siendo que, además, tenía un carácter un tanto fogoso.
A pesar de que sus cenas eran ligeras y muy equilibradas (nada que objetar), los principios activos de las guindillas podían permanecer en su torrente sanguíneo muchas horas después de haberlas ingerido al mediodía. Y lo mismo podíamos decir de la infusión de romero de la sobremesa.
El romero podría considerarse, con todas las de la ley, el ginseng ibérico. Una planta muy energizante y muy conectada con lo masculino.
Por otro lado, las guindillas poseen una energía marcadamente de fuego. Algo muy evidente.
En conclusión: sus atributos marcadamente varoniles hacían innecesario que tomara infusiones de romero. Menos aún, dos veces al día. Y las guindillas, unidas a su carácter fogoso, no hacían sino echar leña al fuego y llevarlo a un punto de desequilibrio.
Hay una ley cósmica que dice que todo exceso de Yin (dispersión, femenino) produce Yang (contracción, masculino) y que todo exceso de Yang produce Yin.
Tanto la infusión de romero como las guindillas sumaban una energía Yang muy desbordada, la cual, a su vez, desencadenaba un exceso de Yin, es decir, dispersión, dinamismo, agitación.
Obviamente, si te metes en la cama con una energía muy Yin será muy difícil que puedas dormir.
La solución, muy simple: eliminar de raíz las infusiones de romero y las guindillas.
Desde ese mismo día, ya duerme como un bebé.
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