Yendo a la raíz

Ser consciente de que vivimos en un universo cuántico, y conocer sus fascinantes mecanismos, que a veces parecen mágicos o milagrosos, nos abre un mundo de hermosas posibilidades para sanar y para crecer.

Supongamos por un momento que alguien tenga una gran dificultad para llegar a la raíz de las cosas. Concretamente, para comprender a un nivel profundo (de raíz) determinadas situaciones desagradables y/o recurrentes que experimenta en su vida.

Una forma de abordar el reto consistiría en utilizar, conscientemente, ciertas raíces comestibles para, de ese modo, conectar con lo profundo, lo enterrado, lo que no se ve a simple vista.

Para tal efecto, propongo un acto cuántico consciente para alimentarse con raíces comestibles, integrando cuerpo, emoción y reflexión.

1. Elegir la raíz: el primer acto de atención.

Acción: Seleccionar conscientemente una raíz comestible (zanahoria, remolacha, nabo, chirivía, etc.) que se consumirá durante varios días.
Reflexión simbólica: Esta raíz es un espejo. Lo que está bajo tierra sostiene lo que vemos. ¿Qué parte de mí está sosteniendo mi vida sin ser visible?

2. Ritual de preparación: cortar, pelar, observar.
Acción: Preparar la raíz con lentitud. Observar su textura, su forma, su olor. Cortarla con atención plena.
Ejercicio interior:
    • Mientras pelas la raíz, pregúntate:
      ¿Qué capas superficiales necesito retirar para llegar a lo esencial?
    • Mientras la cortas:
      ¿Qué hay en mi interior que aún no he explorado?
Este acto transforma la cocina en meditación.

3. Comer conscientemente: alimentar la tierra interior.
Acción: Comer la raíz (cocida o cruda) en un entorno tranquilo, sin pantallas ni distracciones. Masticar despacio.
Reflexión:
    • Siente cómo esta raíz que creció bajo tierra ahora desciende dentro de ti.
    • Visualiza que estás nutriendo tu centro, tu base, tu “sistema radicular” interno.
    • Pregúntate:
      ¿Qué aspecto de mí mismo estoy fortaleciendo con esta raíz?

4. Diario de la raíz: escribir después de comer.
Acción: Durante una semana, tras cada comida con raíces, anotar en un cuaderno una respuesta breve a esta pregunta: ¿Qué raíz simbólica he tocado hoy en mí?
Puede ser un recuerdo, una emoción, una comprensión o una intuición.

5. Círculo de la tierra: conexión con el ciclo.
Acción simbólica:
    • Conservar una parte no consumida de la raíz (una cáscara, un extremo).
    • Enterrarla en una maceta o jardín.
    • Decir en voz baja:
      Te devuelvo a la tierra para que lo oculto siga obrando.
Este acto representa la entrega de lo inconsciente a un proceso de transformación natural.

6. Integración final: una comida con otros.
Acción: Preparar una comida donde las raíces sean protagonistas y compartirla con otros.
Símbolo: Lo que ha sido interiorizado ahora se ofrece. Al compartir, la raíz se convierte en puente.
Ejercicio: Antes de comer, cada persona puede nombrar una raíz personal que desea honrar o comprender.

Consideraciones finales. 

Comer raíces es, en este contexto, una forma de recordar que lo invisible nutre lo visible. Que lo profundo sostiene lo que aflora. En tiempos de velocidad e inconsciencia, retornar al sabor terroso de una zanahoria es un acto revolucionario: nos obliga a masticar el misterio y a llegar a la raíz de las cosas.

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