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- ACCIÓN VS. NO ACCIÓN. Antes de actuar, pregúntate si realmente es necesario intervenir. Si no es urgente, permítete observar la situación antes de tomar decisiones precipitadas.
- ACEPTACIÓN DE LA DUALIDAD Y LA COMPLEMENTARIEDAD. En lugar de enfrentarte a alguien que tiene una opinión diferente, intenta entender su perspectiva. Esto te permitirá encontrar puntos en común y evitar debates innecesarios.
- FLEXIBILIDAD Y ADAPTABILIDAD. Si una conversación empieza a volverse tensa, cambia de tema o modifica el enfoque para mantener la calma y evitar que el conflicto se intensifique.
- DESVÍO ESTRATÉGICO. Si necesitas hacer una corrección, hazlo de manera indirecta o con tacto. Por ejemplo, en lugar de criticar directamente, puedes ofrecer una sugerencia constructiva.
- EVITAR LA CONFRONTACIÓN DIRECTA. Si te enfrentas a una persona que está molesta, en lugar de responder con hostilidad, procura escuchar y validar sus emociones antes de intentar solucionar el problema.
- FORTALECER LAS EMOCIONES Y MANTENER LA CALMA. Si te sientes estresado o molesto, toma un respiro antes de responder. La calma te permitirá reflexionar antes de actuar y evitar decir o hacer algo que pueda empeorar la situación.
- ESCUCHAR ACTIVAMENTE. Durante una conversación, mantén el enfoque en lo que el otro está diciendo, sin interrumpir ni anticipar respuestas. Confirma que has entendido correctamente lo que dice antes de ofrecer tu punto de vista.
- NO COMPARARSE CON LOS DEMÁS. En lugar de envidiar a alguien que tiene más éxito o recursos, busca aprender de ellos y trabajar en mejorar tus propias habilidades.
- ABORDAR TENSIONES ANTES DE QUE SE CONVIERTAN EN CONFLICTOS. Si notas que una conversación o una situación está empezando a volverse tensa, detenla y busca una solución antes de que el conflicto escale.
- PRACTICAR LA HUMILDAD Y EL RESPETO. Trata a los demás con respeto y evita actuar de manera impositiva. La humildad te permitirá aprender mucho más que el orgullo.
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