La barrera mental

Para que alcanzar una realidad, o materializarla, no sea una odisea es muy conveniente que exista congruencia entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos; o dicho de otro modo, coherencia entre pensamiento, palabra y acción.

Una gran parte de la Humanidad vive con toda una serie de limitaciones (dinero, trabajo, relaciones, bienes materiales…) porque el primer paso de esa materialización no se da, es decir, por una barrera mental.

Esa barrera surge cuando la experiencia vivida o el sistema de creencias lleva a la gente a pensar que algo es difícil o imposible.

Por ejemplo:

  • Una mujer de 55 años que lleva 30 años casada con su marido y ya no lo ama. Y cuando su mejor amiga le pregunta: ¿Por qué no lo dejas?, ella, que no ve salida a su situación, responde: Porque dependo económicamente de él. Y, ¿adónde voy yo a buscarme la vida con 55 años?
  • A un hombre de 40 años le han dejado sus tres últimas parejas, y eso le ha hecho sufrir mucho. Por eso, cuando un amigo le invita a pasar un fin de semana con unas amigas suyas, le contesta que no, porque tiene miedo a sentirse atraído por una mujer, empezar una relación y que luego ella lo abandone.
  • Una mujer de 35 años sufre miopía desde los 9. Desearía no llevar gafas ni lentillas, pero no le apetece someterse a una cirugía láser por sus posibles efectos secundarios. Por lo tanto, asume que, al no haber alternativa, tendrá que seguir llevando gafas de por vida, que no hay solución.

Todos estos casos (sacados de la vida real) tienen en común que sus protagonistas no saben cómo salir de una situación. Y el no saber cómo salir de ella les impide creer que pueda haber una salida o una solución a su situación. Es decir, supeditan la salida a su situación al hecho de saber cómo salir de ella. Sin embargo, cuando uno comprende cómo funciona nuestro universo cuántico, no necesita a priori saber cómo salir de una situación. Sólo necesita creer que existe una salida a ella… aunque en ese momento la persona en cuestión la desconozca. 

  • Para que la mujer de 55 años del ejemplo pueda emanciparse de su marido, el primer paso (no el único, pero sí el primero) es que crea que puede emanciparse de él… aunque aún no sepa cómo.
  • Para que el hombre de 40 años pueda tener una relación en la que su pareja no le abandone, el primer paso (no el único, pero sí el primero) es que crea que puede disfrutar de una relación duradera porque él lo merece… aunque en ese momento no sepa cómo hacerlo.
  • Y para que la mujer que sufre miopía desde niña pueda curarse y dejar de llevar gafas, el primer paso (no el único, pero sí el primero) es que crea que puede ver bien sin gafas… aunque en ese momento no sepa cómo conseguir tal cosa.

Como digo, una gran parte de la Humanidad vive con limitaciones que surgen, en primera instancia, de sus propias creencias, de sus propias barreras mentales. Unas barreras, a veces muy grandes y contundentes, y sólidamente construidas durante años, que, sin embargo, podrían empezar a romperse, muy fácilmente, con un simple cambio de creencia.

Repito: no sería el único paso que habría que dar, pero sí el primero.

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