Cuando los dientes se caen

En biología existe una ley que dice: La falta de uso de un órgano o de una parte del cuerpo conduce, tarde o temprano, a su atrofia o a su pérdida.

En consecuencia, el principal motivo por el cual un ser humano pierde sus dientes no es la falta de higiene, ni la falta de flúor (natural) ni el exceso de azúcares refinados en la dieta. Y ojo, no estoy diciendo que esos factores mencionados no influyan en la salud dental. Por supuesto que influyen. Lo que digo es que existe un factor aún más importante que todos ellos y del que nunca se habla: la falta de masticación.

Fijémonos en lo siguiente:

    • Cuando una persona se vuelve muy sedentaria, pierde masa muscular.
    • Si nunca respiramos profundamente, perdemos capacidad pulmonar.
    • Si no acostumbramos a mirar de lejos, perdemos agudeza visual.

Por la misma regla de tres, si al comer no masticamos lo suficiente la comida, es decir, si no ejercitamos nuestros dientes y nuestras muelas, entonces, con el paso del tiempo, las piezas dentales se debilitarán y terminarán cayéndose.

En la práctica, es algo que he podido observar repetidamente con gente de mi entorno, sobre todo con amigos y familiares. He comprobado cómo aquellos que no masticaban bien la comida terminaban perdiendo, especialmente, las piezas dentales que no usaban. Me explico, hay gente que al masticar no utiliza todas las piezas dentales, sólo algunas de ellas. Por lo que, con el paso del tiempo pierden las que no usan y conservan en su sitio las que sí han usado. Y, por otro lado, tenemos a las que directamente engullen la comida y prácticamente ni la mastican. Y esos, con el tiempo, son los que tienden a perder toda su dentadura.

Incluso puede darse el caso (he conocido varios) de que alguien siga una correcta higiene dental y que con el paso del tiempo pierda piezas dentales, insisto, por la falta de uso de las mismas, por una insuficiente masticación. Y este, como digo, es el factor más importante de todos; más que cualquier otro.

Por si fuera poco, la falta de masticación, a menudo, implica otros problemas que pueden ser graves a la larga, como toda una serie de afecciones o enfermedades digestivas (somos animales que hemos evolucionado para masticar, no para engullir), un aumento de la toxicidad en el cuerpo (por las fermentaciones que resultan de una masticación insuficiente), con todo lo que esto puede suponer, o una acidificación patológica de la sangre, la cual también favorece la aparición de enfermedades.

Por eso, en mis consultas siempre hago mucho hincapié en la importancia de la masticación. Porque es un hábito imprescindible si uno aspira a tener una excelente salud, o, simplemente, a mejorarla.

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