Puede haber tres motivos fundamentales por los cuales una persona no tenga hambre:
- Porque su estómago esté ocupado haciendo una digestión.
- Porque esté enferma y su cuerpo no le pida comida.
- Porque se encuentre en un estado emocional que le genere inapetencia.
Por otro lado, hay dos motivos principales por los que una persona puede sentirse impulsada a comer sin hambre:
- Porque sienta ansiedad y pretenda calmarla (inconscientemente) a través de la comida.
- Simplemente, porque sea la hora de comer/desayunar/merendar/cenar.
El caso es que, independientemente de cuál sea el motivo por el que comamos sin hambre, el hecho es que un cuerpo que no experimenta la sensación de hambre no debería comer. O dicho de otro modo: lo saludable, lo lógico y lo natural es comer cuando se siente hambre, no cuando no se tiene.
Cuando el cuerpo está preparado para comer, genera un sensación natural de hambre, de tal forma que notamos un vacío físico en el estómago y éste hace ruido. Pero si comemos sin tener esa sensación, es decir, sin que nuestro cuerpo esté perfectamente preparado para comer:
- La comida que ingiramos fermentará.
- Las fermentaciones generarán toxinas.
- Esas toxinas serán absorbidas por las vellosidades intestinales.
- Y llegarán a todas nuestras células a través del torrente sanguíneo.
A menudo, lentamente y sin que nos demos cuenta.
Comentarios
Publicar un comentario