Biodescodificando correctamente


Desde hace años, vengo escuchando frases como:

    • Si tienes problemas de riñón es porque detrás hay miedo.
    • Si tienes problemas de visión es porque hay algo en tu vida que no quieres ver.
    • Si tienes problemas de oído es porque hay algo que no quieres oír.

A través de estas afirmaciones se generaliza tanto que se corre el riesgo de hacer diagnósticos completamente erróneos o imprecisos.

Cuando se descodifica una enfermedad o una afección es conveniente considerar todos los matices de ese cuadro sintomatológico y el contexto de vida del paciente en el que se manifiesta. Por ejemplo, si hay dolor, con qué intensidad se manifiesta dicho dolor y con qué periodicidad. O si hay una infección, si es leve o si es grave. O si hay fiebre y con qué temperatura. Y también conviene tener muy en cuenta las emociones que ha experimentado el paciente durante el proceso. Porque toda manifestación revela información que puede ser muy valiosa.

Consecuentemente, una piedra en el riñón no necesariamente tiene que ver con el miedo. Puede tener que ver con una ira muy intensa (cristalizada) a raíz de una discusión con un conocido (riñón, órgano par=conflicto de pareja o de una relación de proximidad). Mientras que en otras ocasiones el núcleo de una enfermedad renal puede ser la dificultad para filtrar del paciente, es decir, ser capaz de eliminar lo que le sobra en su vida (ciertas relaciones, por ejemplo) por cuanto que es perjudicial (en los riñones se filtra la orina).

Por otro lado, cuando una persona tiene problemas en los ojos eso no significa, necesariamente, que haya algo en su vida que no quiera ver. Eso es una deducción demasiado imprecisa que sirve de bien poco. Por ejemplo, el astigmatismo suele manifestarse en personas que no ven las cosas con claridad (falta de nitidez por una deformación del cristalino), mientras que la miopía no es que uno no quiera ver, es que a uno le cuesta ver lo que está más allá de sus narices; por ejemplo: los demás, o el mundo, o el futuro (lo que está más allá). Por eso, actualmente, la Humanidad padece de una miopía social muy severa y generalizada. Y luego están los hipermétropes, que acusan una tendencia a ver la paja en el ojo ajeno (ven bien de lejos) pero no ven bien de cerca (la viga que tienen delante).

Y lo mismo sucede con los oídos. No todos los problemas asociados al oído implican algo que uno no quiere oír. Por ejemplo, una otitis dolorosa puede manifestarse en alguien que ha escuchado algo que le ha dolido mucho y no ha exteriorizado esa emoción. Mientras que un acúfeno, en según qué casos, puede simbolizar una especie de señal (acústica) de alarma ante una situación que requiere ser atendida convenientemente por el paciente; por ejemplo.

Como puede comprobarse, cuando uno se pone a descodificar una enfermedad o un síntoma, de alguien en particular, y en un contexto vital específico, el proceso es mucho más complejo de lo que aparenta a simple vista. Por eso, es vital realizarlo correctamente, para poder llegar al fondo del asunto, y, a partir de ahí, diseñar la estrategia adecuada para la curación.


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