La parte no es el todo

Cuando pensamos en un alimento rico en magnesio, en hierro o en vitamina C conviene tener en cuenta que ninguno de esos nutrientes aparece aislado en la Naturaleza. Nunca, jamás. Al contrario, todas las sustancias que integran un alimento forman parte de una estructura sinérgica mucho mayor que aglutina otras muchas sustancias (identificadas y no identificadas). Por ejemplo, el magnesio del aguacate se presenta en este fruto junto con la vitamina E, el potasio, el ácido oleico, el cobre… y una interminable lista de otros nutrientes entre los que hay vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos, antioxidantes, etc.

Y son todos y cada uno de esos nutrientes, combinados de la manera adecuada y en la proporción justa, a través del portentoso laboratorio de la Madre Naturaleza, los que dan como resultado una entidad biológica llamada aguacate, que es reconocida por nuestro organismo y de la cual podemos beneficiarnos naturalmente sin pagar un precio con nuestra salud.

Pero si por una de aquellas se nos ocurriera extraer en un laboratorio químico el magnesio del aguacate, aislarlo y dosificarlo en comprimidos o cápsulas, y luego tomarlo, nuestro organismo ya no lo reconocería como una sustancia afín, y al entrar en nuestro cuerpo, tarde o temprano, en mayor o menor medida, terminaría desequilibrándolo.

Por eso, cuando una persona come remolacha, ésta nutre y equilibra su organismo, pero cuando toma la sacarosa (azúcar blanco) que se extrae de la remolacha, ésta termina desequilibrándole, favoreciendo carencias nutricionales, y, en última instancia, enfermándola.

Y esta es la razón por la cual no simpatizo con los complejos vitamínicos o minerales, por muy natural que sea su origen. Porque el mejor laboratorio creado por el ser humano, con la tecnología más vanguardista, no es capaz, ni de lejos, de aproximarse a la perfección y a la armonía que puede crear la Madre Naturaleza a través de sus alimentos.

Buscar determinadas vitaminas, minerales, aminoácidos o nutrientes en los alimentos obedece a una visión fragmentada de la realidad (egoica), mientras que buscar alimentos integrales y consumirlos enteros (sin fraccionar), nos garantiza el estar tomando todos los nutrientes, combinados sinérgicamente, tal como los ha creado la Naturaleza (visión holística o superyoica).

Yo, en mi día a día, no me preocupo de mirar las vitaminas, los minerales y otros nutrientes que contienen mis alimentos. No me interesa para nada. Simplemente, me ocupo de buscar los alimentos más naturales, frescos e integrales que puedo encontrar, y, a partir de ahí, confío plenamente en lo que ha creado, en su infinita sabiduría y con todo su amor, la Madre Naturaleza. Porque sí, confío mucho antes en ella que en cualquier laboratorio del ser humano.

Ni punto de comparación.

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