Proteinomanía y carbohidratofobia

 

Debido a la avalancha informativa generada en las redes sociales, es mucha la gente que se ha vuelto adoradora de las proteínas y fóbica de los carbohidratos. Sin embargo, parece ser que la Naturaleza no opina lo mismo.

Hechos probados: 

  1. Los seres humanos somos mamíferos.
  2. El período en el que más rápido crece un ser humano y en el que más proteínas necesita es en la lactancia.
  3. En la lactancia, el único alimento que toma un ser humano es la leche de su madre.
  4. La leche materna contiene, por cada 100 gramos, un promedio de 0,9 gramos de proteínas, 4,4 gramos de grasas y 7 gramos de hidratos de carbono.

Conclusión: en el período de la vida de un ser humano en el que más alimento necesita, el alimento que consume es pobre en proteínas, relativamente pobre en grasas y rico en hidratos de carbono.

Comparativamente, la leche de vaca contiene (por cada 100 gramos) un promedio de 3,2 gramos de proteína, 3,7 gramos de grasas y 4,8 gramos de hidratos de carbono. Mientras que la de oveja, 5,4 gramos de proteínas, 6 gramos de grasas y 4,6 gramos de hidratos de carbono.

Por otro lado, los tres pueblos más saludables y longevos de los últimos 1000 años han sido los hunzas del Himalaya, los abcasios del Cáucaso y los vilcabambas de Ecuador. Unos pueblos que vivían en armonía con la Naturaleza y cuyas dietas eran pobres en proteínas, relativamente pobres en grasas y bastante ricas en hidratos de carbono.

Ahora bien, conviene subrayar que los alimentos que comían estos pueblos eran:

  • Naturales: en el sentido más amplio de la palabra.
  • Integrales: no comían absolutamente nada refinado.
  • Ecológicos: ellos mismos los cultivaban en las altas montañas, los regaban con agua de manantial y los dejaban madurar al Sol.

Y esto es lo verdaderamente importante: la calidad y la alta vibración de los alimentos. 

Cuanto más alta sea la calidad y mayor la vibración, más salud y longevidad nos proporcionarán.

A los hechos me remito.

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