La visión mecanicista de la nutrición nos lleva a creer que para tener unos niveles adecuados de hierro en nuestro organismo es imprescindible que nuestra dieta contenga, en cantidad y frecuencia suficientes, alimentos ricos en hierro. Sin embargo, la práctica nos demuestra que esto no necesariamente es así. Fundamentalmente, porque en el Universo existe una realidad más allá de lo físico, más poderosa que él, que, de hecho, lo supedita: una realidad metafísica con sus propias leyes de primer orden (que condicionan y subyugan a las leyes físicas, de segundo orden).
Yo he conocido a personas con dietas desequilibradas o deficitarias de ciertos nutrientes que, a pesar de ello, no experimentaban carencias nutricionales ni síntomas asociados a las mismas. ¿Y cómo es esto posible? ¿Cómo puede haber gente con dietas carentes de nutrientes que no experimenten carencias nutricionales y otras personas con dietas muy completas que, no obstante, presentan carencias nutricionales muy evidentes?
Abundando en el ejemplo del hierro, este elemento posee tres características fundamentales:
- Dureza: solidez, firmeza, consistencia.
- Resistencia, es decir, es capaz de soportar grandes cargas sin perder su forma.
- Tenacidad, o sea, que puede mantener su integridad a pesar de golpes, impactos o tracción.
Cuando un ser humano es duro, es decir, es firme, sólido, riguroso; cuando es genuinamente resistente, o sea, que puede soportar grandes cargas y presiones de su entorno sin perder las formas; y cuando es tenaz, es decir, que se mantiene íntegro, en su centro, a pesar de que pueda ser agredido, violentado o zarandeado, entonces ese ser humano es como el hierro. O dicho de otro modo: asume e integra en su ser los atributos y cualidades de ese elemento. Y esa asunción inconsciente es capaz de provocar en su cuerpo reacciones nucleares (literalmente, fusión fría) que conviertan átomos primordiales, como el hidrógeno, el oxígeno o el carbono en átomos de hierro, aunque estos no estén ni siquiera presentes en su dieta. E igual que hablamos del hierro podríamos hablar de cualquier otro elemento o sustancia que necesitara nuestro cuerpo. Por eso, para estar bien nutrido no es imprescindible tener una dieta muy rica y completa. Al menos, no necesariamente.
Para estar perfectamente nutrido, sobre todo, y por encima de todo, uno tiene que vivir con amor (en todas sus facetas) y llevar una vida rica y plena. Básicamente. Porque el alimento no es sólo lo que entra por nuestra boca. Lo que vivimos es nuestro alimento, lo que nutre nuestro espíritu.
Los seres humanos nos alimentamos, esencialmente, de la vida: de situaciones, de experiencias, de personas… Y la vida es, en sí misma, un fenómeno físico-cuántico.
No sólo de pan vive el hombre.
Muy interesante este punto de vista
ResponderEliminarGracias.
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