EFECTOS CORPÓREOS:
Ayuda a mejorar la visión, limpiándola, agudizándola y manteniéndola en buen estado. Descansa y tonifica los ojos. Revitaliza la columna vertebral (la zanahoria es recta, firme y consistente).
EFECTOS ANÍMICOS:
Nos permite tomar conciencia de las emociones reprimidas o no vividas (poder verlas con más claridad y nitidez) y luego disiparlas. Nos posibilita reconocer mejor nuestros sentimientos a través de una mirada más aguda y al mismo tiempo nos ayuda a comprenderlos. De ese modo, resultará mucho más fácil liberaremos de las emociones sobrantes.
EFECTOS MENTALES:
La zanahoria tranquiliza y apacigua la mente, pero también la agudiza (visión más perspicaz), mientras modera su exceso de actividad. Por ejemplo, en el caso de individuos muy intelectuales. También ayuda a reparar el flujo de los pensamientos, aportando energía a la gente que se siente agotada por haber pensado demasiado.
EFECTOS ESPIRITUALES:
La zanahoria ayuda a ver la vida con buenos ojos, permitiendo una visión más clara, nítida, pura y limpia de la realidad. Facilita el paso de una visión negativa de las cosas (pensamientos dañinos, obsesivos o perturbadores) a una visión más positiva, constructiva, luminosa (impregnada de sabiduría) y amorosa (visión holística, unificadora). Asimismo, con el tiempo, va potenciando en nosotros la visión interior y la capacidad para ver más allá de lo visible: la realidad espiritual, trascendente e inmaterial que nos rodea y que no todo el mundo es capaz de ver.
Por último, la zanahoria no sólo nos adentra en una mejor visión de la realidad macrocósmica. También implica una visión saneada de nosotros mismos (microcosmos), lo que nos permite vernos con mejores ojos a nosotros mismos, y, en consecuencia, incrementar nuestra propia autoestima.
OBSERVACIÓN: Los mencionados efectos se verán potenciados en tanto que consumamos zanahorias ecológicas, crudas, y, preferiblemente, enteras.
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