Afortunadamente, cada vez son más las personas que saben que más allá de las causas ambientales, químicas, tóxicas, medicamentosas (uso regular de la píldora anticonceptiva) o alimenticias (abuso de los lácteos industriales), detrás del cáncer de mama, como en cualquier otra enfermedad, subyacen también unas causas psicoemocionales que son la raíz de todo. Y esas causas tienen que ver con determinados conflictos no resueltos y con ciertas maneras de gestionar la realidad.
En el caso concreto del cáncer de mama, se trata de una enfermedad de género asociada exclusivamente a las mujeres. Por lo tanto, eso, ya de entrada, revela un conflicto con la Polaridad Femenina (con sus correspondientes atributos), y, por ende, con la figura de la madre. Fijémonos en la expresión cáncer de mama, donde "mama" equivale a "mamá".
Por otro lado, las mamas son un órgano par, lo que delata, a su vez, un conflicto de pareja o de proximidad. En este contexto, la mama derecha representa al padre (Polaridad Masculina), lo que en la mayoría de ocasiones tiene que ver con la pareja (hombre). Mientras que la mama izquierda tiene que ver con la maternidad, porque ese otro vínculo de proximidad que sigue a la pareja es el hijo (neonato) al que la mujer amamanta con su pecho.
Siempre que he podido conocer a una mujer con cáncer de mama (dentro o fuera de mi consulta) y la mama afectada era la derecha, charlando con la paciente me confirmaba que detrás había conflicto de pareja. Por ejemplo, una separación larga y traumática, un divorcio doloroso o una situación vivida con gran despecho durante tiempo prolongado. Fijémonos aquí en la expresión "mujer despechada" (agraviada, ofendida, resentida), pero, literalmente, "mujer sin pecho". Situación que suele corresponderse con la mastectomía (amputación del pecho). Y añadir que muchas veces la mujer con la mama derecha extirpada ha actuado (sin ser consciente) como una madre con su pareja masculina. Lo cual, es antinatural y destructivo para la relación.
Asimismo, recuerdo nítidamente, por ejemplo, a un par de pacientes de más de cincuenta años que habían sufrido extirpación de la mama izquierda. Ambas, convivían bajo el mismo techo con hijos mayores (más de treinta años) que no trabajaban y a los que mantenían. Es decir, esos hijos "chupaban de la teta" de su madre y ellas se dejaban, pero, en el fondo, y en silencio, eso les causaba dolor y sufrimiento. Por lo tanto, en el plano metafórico esa extirpación de la mama izquierda era como la "resolución" del conflicto pero simbólicamente, como si el inconsciente les estuviera diciendo: "Ahora ya no podrás darle el pecho (seguir manteniendo) a tu hijo mayor. Él debe buscarse la vida y procurarse su propio sustento".
También deciros que me ayudó muchísimo llegar a estas conclusiones una charla que compartí hace cosa de doce años con un grupo de unas quince mujeres afectadas por el cáncer de mama, de una asociación de Mislata (Valencia). Ellas tuvieron a bien compartir conmigo, con lujo de detalles, sus experiencias, y, a la postre, vinieron a confirmar mis conjeturas previas. Todo encajaba perfectamente. Y aparte de esto, me sorprendió en gran medida que muchas de ellas, habiendo superado completamente la enfermedad, e incluso habiendo perdido algunas uno de sus pechos, se sentían enormemente agradecidas por el proceso, pues decían "que les había cambiado la vida", que les había hecho crecer y evolucionar.
Simplemente, admirable.
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