¿Es saludable tener secretos?

 

Antes de la llegada de Internet, la gente era mucho más discreta, y tendía a mantener en privado determinadas áreas íntimas de su vida. Algo perfectamente lógico y natural. Ahora, por contra, hemos transitado hacia un exhibicionismo compulsivo e impúdico que inconscientemente busca atención, reconocimiento y validación, y que lleva a muchos a cacarear pública y notoriamente, cada dos por tres, cuestiones que a nadie le importan o que no deberían importarle.

Como todo en la vida, en el término medio reside la virtud. Los extremos desequilibran y dañan. Y tan insano es ser completamente hermético como carecer de privacidad.

Por eso, es saludable mantener a buen resguardo ciertas áreas de la vida. En última instancia, porque la experiencia de muchos demuestra que mostrarlas pública e indiscriminadamente puede traer consecuencias desagradables, o incluso nefastas.

Personalmente, considero saludable mantener en secreto:

  • ALGUNOS SUEÑOS Y METAS. Al menos, elegir bien con quién los compartimos, y no hacerlo de forma prematura, hasta que los hayamos madurado lo suficiente. A veces, hablar demasiado de ellos los estropea.
  • NUESTROS ACTOS CARITATIVOS. La bondad no necesita espectadores. Sólo humildad, modestia y discreción.
  • FINANZAS PERSONALES. A nadie le importa cuánto dinero tenemos ni cuánto ganamos. Tampoco, si nos sobra o si nos falta. Y a quien le importe, desde luego, tiene un problema. Otra cosa distinta es que nuestra situación financiera fuera delicada y decidiéramos compartirla con alguien de confianza buscando consejo o ayuda.
  • CONFLICTOS FAMILIARES. Lo mismo que en el punto anterior. No es saludable (ni decoroso) airear nuestros conflictos familiares abiertamente. Casi siempre es más útil y conveniente que los compartamos con alguien de confianza o con un profesional.
  • PLANES DE FUTURO. Hablar con detalle de nuestros planes de futuro por costumbre y con cualquiera puede llevarnos muy fácilmente a que no se materialicen. Es mucho mejor hablar de lo que ya hemos conseguido, cuando lo consigamos, que hablar de aquello que aspiramos a conseguir.
  • CIERTOS PROBLEMAS DE SALUD (PARTICULARMENTE, SI SON MENTALES). Suelen ser temas delicados que implican emociones, por lo que quizá las redes sociales no sea el mejor medio para hablar abiertamente de ellos. Tal vez sea mucho más oportuno hacerlo con alguien de nuestra plena confianza, con alguna persona que pueda ayudarnos o, directamente, con un profesional.
  • PROBLEMAS DE PAREJA. Airear públicamente nuestros problemas de pareja puede traernos consecuencias nefastas por motivos evidentes. Sobre todo, si estamos inmersos en ese momento en un trance delicado. Como en otras cuestiones importantes, es mucho más inteligente compartir con alguien que nos haya demostrado su confianza a lo largo del tiempo o con un profesional que pueda orientarnos si sentimos que eso es lo adecuado.
  • NUESTROS LOGROS PERSONALES. Una persona exitosa, madura y equilibrada no necesita, en modo alguno, hacer un inventario público de sus logros, ni necesita el autobombo en cualquiera de sus formas. Otra cosa es que hablemos de nuestros logros con la intención de enseñar a otros cómo alcanzarlos, es decir, cuando nos mueve un afán didáctico o divulgativo. Personalmente, creo que es mucho más saludable que los demás puedan ver por sí mismos nuestros logros que el que nosotros presumamos de ellos.

Comentarios