Este verano pasado, estaba charlando en la calle con un conocido al que hacía tiempo que no veía y en un momento dado de la conversación va y me dice:
Yo antes hacía un desayuno americano. Me preparaba unos huevos fritos con tocino o salchichas, unas tortitas con sirope por encima, algo de fruta tipo macedonia, un zumo de naranja y un café. Al principio me iba muy bien, pero al cabo de un tiempo empecé a ganar peso y a tener problemas digestivos, así que lo dejé. Total, que me puse a investigar por mi cuenta y me cambié a un muesli de esos de Kellog’s con leche sin lactosa y fue todo un acierto. Desde entonces, hace casi seis meses, no he vuelto a tener problemas digestivos y me siento mucho mejor, más ligero y con más energía; y además, he perdido algo de peso. O sea, que estoy encantado.
CONCLUSIÓN DE MI CONOCIDO (ERRÓNEA): El muesli de Kellog’s y la leche de vaca sin lactosa son alimentos estupendos y son beneficiosos para la salud.
CONCLUSIÓN MÍA: Cuando una persona pasa de comer terriblemente fatal a comer mal está subiendo varios peldaños, es decir, mejora su alimentación,sí; y, por lo tanto, experimenta él mismo una mejoría en su estado y su salud. Pero eso no significa que sus nuevos hábitos sean genuinamente saludables ni sostenibles en el tiempo. Significa, simple y llanamente, que son mejores (o mucho mejores) que los anteriores. Nada más. Y esto es lo que explica que mucha gente que comía fatal en el pasado haya llevado a cabo algunos cambios, se alimente mejor en el presente y note una mejoría en su estado y en su salud. Pero eso no significa, necesariamente, que su alimentación o su dieta actual sea real y auténticamente saludable, ni que le vaya a proporcionar una excelente salud a largo plazo. En el mundo de la alimentación, como en la vida misma, a veces, las apariencias engañan.
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