A qué dedicamos nuestro tiempo

 

Existe una correspondencia entre las cosas que nos parecen importantes, el tiempo que invertimos en ellas, lo que nos devuelve a cambio el Universo y cómo nos va en la vida. Y de esto podemos deducir que si nuestra vida no va como nos gustaría es, inequívocamente, porque estamos invirtiendo demasiado tiempo en actividades inadecuadas.


¿Y qué son actividades inadecuadas?


Esas actividades inadecuadas lo son, esencialmente, porque, de una manera u otra, nos generan unas emociones que, sin darnos cuenta, actúan como un imán, atrayendo a nuestra vida situaciones y experiencias que nos brindarán más emociones del tipo que hemos generado previamente en el desempeño de nuestra actividad, como, por ejemplo, el enfado, la frustración, la preocupación o el rechazo.


En realidad, una emoción, por muy desagradable, dolorosa o dañina que sea, no puede perjudicarnos a menos que la sostengamos el tiempo suficiente. O dicho de otra manera: esa emoción nos perjudicará o no dependiendo de su dosis. Y la dosis depende del tiempo.
Tal como yo lo veo, de lo que se trata es de estar conscientes la mayor parte del tiempo, y saber en cada momento el tipo de emoción que estamos generando, es decir, si es una emoción de naturaleza luminosa-amorosa, neutra, o es, más bien, densa y oscura. Y si nos damos cuenta de que la actividad que estamos desarrollando en un momento concreto genera en nosotros una emoción densa y oscura, desde luego, conviene cambiar cuanto antes el patrón a su opuesto, en vez de quedarse ahí.


En suma:


    • Permanecer demasiado tiempo sintiendo rabia atraerá a nuestras vidas situaciones o experiencias que nos provocarán más rabia.
    • La frustración, por su parte, atraerá la frustración.
    • La impotencia atraerá más impotencia.
    • El miedo, más miedo.


Por contra:


    • Permanecer el tiempo suficiente sintiendo alegría atraerá a nuestras vidas situaciones que nos provocarán más alegría.
    • La dulzura, por su parte, atraerá dulzura.
    • La comprensión hacia los demás atraerá más comprensión hacia nosotros.
    • La escucha, que seamos escuchados.
    • La amabilidad, que recibamos amabilidad, de los demás, de la vida (La vida me trata bien).


Sí, somos imanes que atraemos a nuestra vida lo que nosotros mismos somos en cada momento.


Ni más ni menos.

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