El amor todo lo puede

 

 

¿Cómo conseguir que una bonita frase, como la anterior, se convierta, en última instancia, en hechos palpables que nos beneficien?  


Ante todo, conviene tener claro que la realidad que vivimos se materializa mediante la tríada pensamiento-palabra-acción. Lo primero es la creencia, luego viene la palabra (el decreto) y finalmente la acción. Por eso, si pretendemos materializar algo, se trata de que entre ellas tres exista congruencia, es decir, que pensamiento, palabra y acción estén alineados, que vayan en la misma dirección. Y si es así, lo más probable es que nuestra realidad deseada termine aconteciendo. 


El error que comete la inmensa mayoría de la gente es poner todo su empeño en la acción, pasando por alto la necesaria coherencia entre ésta, el pensamiento y la palabra. Porque si uno se enfoca solamente en la acción, o si pensamiento y palabra no van en consonancia con aquélla, entonces todo se vuelve complicado y dificultoso; incluso es posible que nunca logremos nuestro objetivo. 


Por ejemplo, hay gente que anhela como de agua de mayo vivir en la abundancia y tener una vida próspera pero cada dos por tres dicen frases como:  


·    El dinero no lo regalan.
·    El dinero cuesta mucho de ganar.
·    Uno no puede hacerse rico trabajando honradamente.
·    Los que tienen mucho dinero no suelen ser buena gente.
·    El dinero es la causa de todos los problemas del mundo.
·    No sé qué me pasa que siempre ando justo de dinero. 

Con lo cual, es prácticamente imposible que alguien así pueda tener una vida de abundancia, prosperidad o incluso riqueza. Porque cada dos por tres está decretando lo contrario. 


Pues bien, con el amor sucede exactamente lo mismo: si nuestros pensamientos y nuestras palabras se contradicen con nuestras acciones será improbable que podamos llevar una vida marcada por el amor en cualquiera de sus facetas. Por eso, es mucho mejor verbalizar las frases que van debajo en estos pares que las que van arriba. Por ejemplo: 


–    Esta situación es insoportable, me supera, no puedo con ella.
–    Yo decido en cada momento de mi vida lo que soporto y lo que no.
 
–    Las mujeres son todas iguales. Estoy harto de ellas.
–    Abro mi mente y mi corazón a las experiencias más placenteras y satisfactorias con las mujeres.
 
–    Todos en mi familia han sido pobres y seguro que a mí me espera el mismo destino.
–    Merezco vivir en la abundancia, tener siempre dinero de sobra y disfrutar de una vida próspera. 
 
–    Tú pensando como piensas y yo pensando como pienso... mal acabaremos.
–    Estoy seguro de que, a pesar de nuestras diferencias, vamos a respetarnos y a mantener un diálogo constructivo que nos beneficie mutuamente.
 
–    Yo soy siempre muy impulsiva y con mucho carácter. No lo puedo evitar. Soy italiana.
–    Cada día estoy más equilibrada y me resulta más fácil actuar con moderación y sabiduría, evitando los extremos.
 
–    No pretenderás que yo, con sesenta años, me ponga ahora a aprender escalada.
–    Yo soy perfectamente capaz de conseguir lo que me proponga.
 
–    Viendo cómo está la sociedad, yo sólo imagino lo peor. Nos espera un futuro muy negro. Vamos a sufrir de lo lindo.
–    Elijo creer que nuestro mejor momento como sociedad aún está por llegar. Imagino y siento un futuro de armonía, paz, salud y riqueza para todos. Así es.

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