Vivir en un universo cuántico nos permite poder hacer cosas que a primera vista parecerían imposibles, increíbles o mágicas. Por ejemplo, modificar nuestro presente de una manera sencilla, y hasta estimulante, y liberarnos de un trauma que condiciona sobremanera nuestra vida. Un trauma, pongamos por caso, que nos impida tener una prosperidad estable, disfrutar de relaciones genuinamente amorosas o tener éxito en el trabajo.
Una persona debidamente entrenada, o con suficiente práctica, podría viajar mentalmente a su pasado y sumergirse en el escenario en el que tuvo lugar una experiencia desagradable o traumática que terminó condicionando negativamente su momento presente. A continuación, recrearía (volvería a crear) dicha escena de un modo completamente armónico y con todos los atributos propios de la realidad (sentidos, percepciones, emociones...). De ese modo, disolvería el evento desagradable o traumático y generaría una nueva línea de tiempo en su realidad cuántica que terminaría repercutiendo favorablemente en su presente.
Quede claro que no estamos hablando de un mero ejercicio de visualización, como quien contempla una película en la pantalla de un cine. Estamos hablando, más bien, de sumergirnos en una escena mental pero imprimiéndole todos los aspectos y matices propios de la realidad tangible... hasta que no haya diferencia entre una y otra, hasta que ambas se fundan y se confundan. Esta es la clave de todo: concebir esa escena en alta resolución y agregarle intención y emoción, hasta que sintamos que realmente la estamos viviendo.
Por otro lado, es fundamental adentrarse en este ejercicio lo más alejados que podamos de la duda, del intentarlo, del miedo o para ver qué pasa. Es imprescindible tener muy claro el propósito, mantener el foco de atención en la escena y en nuestro estado anímico y ser capaces de sostener el proceso hasta que lo concluyamos.
Como digo, requiere práctica, entrenamiento y disciplina. A fin de cuentas, aprender a ser dioses de nuestro Universo es una noble tarea de grandes proporciones que no se consigue de un momento para otro.
La maestría requiere su tiempo.
Muy buen artículo. Saludos desde Montevideo Uruguay
ResponderEliminarMuchas gracias y saludos cordiales.
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