De toda la vida, la Navidad es la época del año en la que más gente enferma, incluso mortalmente. Ya sea un resfriado, una gripe o una neumonía, una gran parte de la población (millones de personas) termina sufriendo alguna de estas afecciones poco antes, durante o justo después de las fechas navideñas. Pero, ¿por qué? ¿Por qué, precisamente, en ese período de tiempo?
Para que una enfermedad se manifieste son necesarios dos factores esenciales: un exceso de toxinas en el organismo y una situación estresante o conflictiva gestionada inadecuadamente. Y, evidentemente, la Navidad favorece a ambos.
Por una parte, y por regla general, las comidas navideñas se caracterizan por una gran cantidad de proteínas de origen animal, dulces y alcohol, todos ellos muy acidificantes de la sangre. A lo que habría que sumar las comidas y cenas abundantes. Y, por si esto fuera poco: el combinar en una misma comida alimentos incompatibles, lo que tiende a generar fermentaciones (las cuales, a su vez, producen toxinas). Todo ello suele derivar en un organismo saturado de toxinas y flemas que, a menudo, sobrepasan la capacidad natural del cuerpo de deshacerse de ellas.
Asimismo, en el plano psicoemocional, el otro factor mencionado lo conforman esas situaciones estresantes o conflictivas, particularmente perturbadoras, que también abundan en las fechas navideñas. Unas situaciones que pueden ser de lo más variopintas; por ejemplo:
- Discusiones y desencuentros familiares.
- Tristeza por los que se fueron y ya no están.
- Estrés por verse obligado/condicionado a hacer cosas que uno no desea.
- Soledad, angustia, ansiedad, aislamiento.
- Represión.
De todo esto, podemos deducir que para disminuir las posibilidades de enfermar en Navidad, convendría:
- Comer con moderación y evitando mezclar muchos alimentos distintos en una comida.
- Procurar acompañar las comidas/cenas con una gran ensalada elaborada solamente con vegetales (sin vinagre ni limón).
- Tomar fruta entre horas. Especialmente, fruta ácida (muy depurativa y alcalinizante).
- Dedicar algún día a hacer un semiayuno de fruta y caldos de verduras.
- En la medida de lo posible, desintoxicar el cuerpo mediante saunas y limpiezas de colon.
- Evitar reuniones con gente con la que no estés a gusto. La Navidad es para disfrutar, no para sufrir.
- Mejor no adentrarse en una conversación que genere tensión.
- Actuar de forma asertiva con los demás (saber marcar límites o expresar una necesidad o un deseo pero sin avasallar a nadie).
- El mejor regalo de Navidad es compartir con aquellos que quieren estar y compartir contigo.
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