De hecho, pueden provocar, fácilmente:
- irritabilidad,
- desasosiego,
- nerviosismo,
- insomnio,
- dolor de cabeza,
- apatía,
- cansancio o agotamiento.
En la zona del levante español (Valencia, por ejemplo) hemos tenido durante varios días consecutivos viento de poniente, proveniente de la meseta, cargado de iones positivos y provocando, además, altas temperaturas. Y si a esto le sumamos una deficiente oxigenación de la sangre (producto de una ventilación insuficiente de los pulmones), el resultado final puede ser demoledor, no ya sólo por una falta de vitalidad sino también de ánimo y buen humor.
Estas sensaciones tan desagradables pueden contrarrestarse en gran medida caminando descalzo por nuestra casa (siempre y cuando nuestro suelo no esté aislado por una moqueta de fibra sintética, por ejemplo) y sobre tierra o hierba en el exterior (en la medida de lo posible), al menos unos minutos al día. Y, también, colocando nuestras manos bajo un chorro de agua (del grifo), dándonos una ducha o comiendo alimentos crudos (ensaladas, fruta...).
Por otro lado, existen en el mercado toda una serie de ionizadores de aire de bajo consumo y asequibles que generan gran cantidad de iones negativos (de carga negativa pero de efectos positivos), y que pueden ayudar mucho a crear en nuestra casa o en el coche un ambiente más equilibrado que favorezca nuestro bienestar, nuestro equilibrio y un mejor ánimo.
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