Lo que no te han contado sobre la osteoporosis



Como su propio nombre indica, se trata de una enfermedad en la que los huesos se van volviendo cada vez más porosos, y, por lo tanto, más frágiles. Lo que multiplica el riesgo de tener fracturas y problemas en las articulaciones.

Por otro lado, cabe señalar que la osteoporosis no es exclusiva de las personas mayores, como a menudo se cree, ya que en la actualidad pueden sufrirla, fácilmente, individuos de menos de cuarenta años. Sobre todo, mujeres.

Lo cierto es que pudiera parecer, a primera vista, que su causa está relacionada con una ingesta insuficiente de calcio. Pero por lo que yo he podido observar en cientos de personas afectadas, a través de mi experiencia profesional, hay un factor que domina por encima de todos los demás: la acidificación de la sangre. Os explico por qué.

Efectivamente, la sangre humana, en condiciones óptimas de salud, debería tener un pH ligeramente alcalino (entre 7,35 y 7,45). Sin embargo, se estima que el 90% de la población sufre acidosis (sangre demasiado ácida). Y esto es un dato demoledor. Básicamente, porque el tener una sangre ácida es un pasaporte, directo, a la enfermedad (en especial, enfermedades degenerativas).

El caso es que el calcio es un mineral muy alcalino, y se encuentra almacenado en nuestro cuerpo, fundamentalmente, en los huesos y en los dientes. Así pues, cuando nuestro organismo se vuelve demasiado ácido una parte de ese calcio es extraído de huesos y dientes y derivado al torrente sanguíneo para tratar de compensar la acidosis.

Si la acidosis se manifiesta de forma puntual, no tendrá mayores consecuencias. Pero si se prolonga en el tiempo (semanas, meses, años...), esa extracción reiterada del calcio alojado en nuestros huesos y dientes supondrá que éstos irán perdiendo masa. Como consecuencia, los huesos se irán volviendo porosos, y en los dientes aparecerán caries (incluso cepillándolos dos veces al día).

Por lo demás, las principales causas de la acidificación de la sangre son (por orden de importancia):

  • Emociones asociadas al miedo, a la ira, a la rabia, a la tristeza o al resentimiento.
  • La ansiedad.
  • Pensamientos negativos reiterados.
  • Masticación deficiente.
  • Medicamentos como los corticoides, los tiroideos, hormonales...
  • Tabaco, café y alcohol.
  • Abuso de comestibles refinados.
  • Combinación inadecuada de alimentos.

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