El increíble poder de las plantas



Llevo tantos años comiendo plantas (cereales, legumbres, verduras, frutas, semillas, germinados...) que su energía me ha calado hasta la mismísima médula. De hecho, mi propio cuerpo está construido, en gran medida, a base de plantas. Al igual que mi mente, y mi alma. Por eso, las amo tanto: porque les debo la vida. Literalmente.

En verdad admiro de ellas su diversidad, su belleza, su fuerza, sus grandes virtudes, y el modo en que se relacionan con el mundo: de una forma tan majestuosa y serena, como seres únicos e imperturbables que no pueden ser igualados.

Por ejemplo: el ser vivo más longevo del que se tiene constancia es un viejo pino californiano que lleva más de 5000 años en este planeta, incluso antes de que se construyera la primera pirámide en Egipto. Por su parte, el ser más alto y robusto es una secuoya, también californiana, con casi 116 metros de altura. Más de un tercio de la torre Eiffel, de París.

Y la capacidad para atesorar vida que tienen las plantas... es incomparable. Como las semillas de palmera que se encontraron en unas excavaciones del Monte Masada, en Palestina, que germinaron después de 2000 años de letargo.

Yo, amigos míos, he podido comprobar cómo una sola gota de esencia pura de romero, frotada en mis muñecas, era capaz de devolverme la energía, en cuestión de segundos, tras una larga noche sin dormir y sin descansar.

También doy fe de que cuatro gotas de esencias florales pudieron llevar del miedo y la agitación a la serenidad y la calma, a una amiga mía, en tan solo unos minutos.

Asimismo he podido atestiguar cómo una crema homeopática elaborada con plantas medicinales quitaba el dolor y le devolvía la movilidad a la patita de una perra herida en unas pocas horas.

Incluso llevo dos meses comprobando lo que es capaz de hacer un producto elaborado con hojas de olivo y caléndula en un cuerpo sano y fuerte como el mío: llevarlo a un nivel de armonía y equilibrio que nunca jamás hubiera imaginado.

Y es que las plantas no sólo contienen vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos, enzimas y principios medicinales. Las plantas, nuestras hermanas, contienen la energía más pura y de más alta vibración de entre todos los seres vivientes de la Naturaleza.

Por eso mismo, cuando entran en tu cuerpo,
con el tiempo, te vas convirtiendo,
progresivamente,
en todo eso,
hermoso y sutil,
que tanto les caracteriza a ellas.

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