Me hace gracia, cuando miro atrás, y me veo a mí mismo en otras etapas de mi vida actuando con cierta inmadurez. Por ejemplo, cuando todavía preguntaba a algunas personas si me querían. Ahora, desde mi posición actual, me da risa recordarlo.
¿De veras hace falta preguntarle a alguien si nos ama para saberlo con seguridad?
Inevitablemente, me viene a la cabeza aquella frase magistral que decía: "Por sus hechos los conoceréis". Qué gran verdad.
En mi opinión, da igual si hablamos de un gobernante, de un vendedor, de un amigo o de una pareja. La coherencia, a poco que uno se fije, se nota en las personas. Nuestros actos, queramos o no, nos definen a nosotros; y delatan, igualmente, cuáles son nuestros sentimientos hacia los demás.
Cuando alguien nos ama de verdad, su amor se deja sentir en sus palabras, cada vez que se dirige a nosotros, en sus gestos, y en su forma de tratarnos en el día a día. Se nota, por supuesto, en los asuntos importantes; pero también en los detalles.
Cuando alguien te ama, se interesa por ti, por tu vida, por tu trabajo, por cómo te sientes, por tu bienestar. Cuando alguien te ama, definitivamente, empatiza contigo, con tu sentir y con tus circunstancias. Y en su forma de comportarse contigo, aunque pueda haber altibajos, siempre tenderá a darte lo mejor de sí mismo. Exactamente igual que cuando estamos enamorados.
Cuando alguien nos ama de verdad, ese amor es tan claro, tan rotundo y tan contundente, que no caben en nosotros las dudas. No hace falta preguntarle al otro para que nos lo confirme. Es algo muy evidente.
Si quieres saber si alguien te ama, simplemente, mira cómo te trata esa persona a lo largo del tiempo.
Porque, por sus hechos, sabrás lo que hay en su corazón...
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