Cocreadores


Cada uno de nosotros, consciente o inconscientemente, es creador de su propia realidad. Es un fenómeno puramente cuántico: creamos lo que creemos. Ni más ni menos. Pero eso es tan cierto como que somos co-creadores de la realidad de los demás. Y los demás, de la nuestra.

Esto implica que si a raíz de una vivencia personal, decimos algo como Antonio no es una persona de fiar, estamos contribuyendo a que Antonio, al menos para nosotros, no sea una persona confiable (quizá para otros, sí). Porque nosotros así lo creemos y lo decretamos. Y, más aún, cuando ese decreto comporte una carga emocional. Porque entonces, todavía tendrá más fuerza.

Algo es completamente seguro: una realidad armoniosa y agradable no se materializa mediante creencias limitantes, ni decretos negativos ni emociones dañinas. Por lo tanto, si lo que pretendemos es mejorar nuestra realidad y la de los demás, no ayuda el que digamos frases como:

- Antonio no es una persona de fiar.
- Siempre te pones nervioso cuando conduces.
- Nunca se te ha dado bien lo de escuchar.
- María siempre llega tarde.
- Juan tiene un cáncer terminal.
- Con tus ingresos, no puedes comprar un piso.
- Cada día veo peor. Cosas de la edad.
- Me siento muy triste.

Éstas serían mucho más constructivas:

- Seguro que pueden darse situaciones que me hagan creer que Antonio es una persona confiable.
- Te veo conduciendo cada vez con más tranquilidad.
- Me siento muy a gusto contigo cuando noto que me escuchas.
- Confío en que María llegará puntualmente.
- Imagino a Juan completamente curado.
- Podrías tener un piso nuevo si creyeras que puedes tenerlo; aunque ahora no sepas cómo.
- Igual que he perdido vista, puedo recuperarla. Sólo me hace falta ver la realidad con otros ojos. Con una visión mucho mejor que la que tengo ahora.
- Procuro cultivar pensamientos que me traigan alegría.

De todos modos, si en algún momento dudas sobre qué decir, y antes que decir algo negativo, tal vez sea una buena opción que no digas nada.

A fin de cuentas, nuestra palabra nos empeña.

Comentarios