Fe ciega


Todos sabemos, porque alguna vez en nuestra vida lo hemos experimentado, que la fe mueve montañas. Y si la simple fe puede mover montañas, ¿qué puede llegar a conseguir la fe ciega?

A veces, puede ser muy útil vivir en un universo de infinitas posibilidades. Tan útil como vivir en un universo en el que sólo exista una posibilidad. Y eso es la fe ciega: contemplar una sola posibilidad... de entre infinitas posibilidades.

Supongamos que un día te diagnostican una enfermedad incurable. No es grave pero sí aparatosa. Una enfermedad que podría llegar a condicionar mucho tu vida. Y tú, a pesar de ese diagnóstico, deseas curarte. Sientes el impulso de abrazar la vida y de seguir disfrutando plenamente de ella.

En ese propósito de curarte, podrías empezar diciendo toda una serie de frases que implicarían dar un primer paso hacia tu meta. Vamos a analizar alguna de esas posibles frases:

- Ojalá me cure. Suena como si pusieras tu curación en las manos del destino. Lo que significa que quizá te cures, o no. Por tanto, esta frase no nos sirve.

- Voy a intentar curarme. La intención es positiva, pero el verbo intentar implica que puedes conseguir lo que deseas... o no. Y si tu mente contempla otra posibilidad que no sea la curación, esa segunda opción podría materializarse; cosa que tú no quieres. Por consiguiente, esta frase tampoco nos sirve para tener éxito.

- Voy a curarme. Aquí la intención es estupenda. Suena muy bien la frase. Sin embargo, nuestra mente inconsciente (que puede ser nuestra mejor aliada o nuestra peor enemiga en este proceso) no entiende el tiempo futuro. Si tú dices Voy a curarme es como si le dijeras a tu mente que vas a estar en un estado de Voy a curarme. Pero Voy a curarme no es lo mismo que Estoy curado.

- Estoy curado. Parecería a primera vista que esta frase es perfecta, porque está construida en presente y porque describe tu situación ideal. No obstante, para muchas personas podría suponer un conflicto interno... porque es como que esa frase no se la terminarían de creer. Y si no te la terminas de creer, difícilmente funcionará.

- Estoy más sano cada día. Para mí, esta sería una de las frases más adecuadas, porque ninguna de sus palabras se asocia al concepto de enfermedad (tal como sí sucede con curación), porque se enuncia en un presente continuo (el inconsciente la entiende perfectamente) y porque puede resultar perfectamente creíble (sobre todo, si uno acompasa esa creencia con un estilo de vida saludable).

Así pues, tener fe ciega, en un caso como el que nos ocupa, significaría que de entre todas esas infinitas posibilidades que te ofrece el Universo tú sólo contemplas una de ellas (Estoy más sano cada día). Y mantienes y focalizas tu atención en esa posibilidad. Sólo en esa posibilidad. Únicamente en ella.

Parece muy fácil, porque el planteamiento es muy simple, pero el gran reto, para mantener firme esa fe ciega, es alejarse de la duda y del miedo.

Los dos factores que más pueden obstaculizar tu camino hacia el éxito.

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