Esta mañana he ido a la playa para recoger agua de mar (os contaré más adelante mi experiencia con ella) y he aprovechado para meditar un rato. Hacía un día muy especial, con veinticinco grados de temperatura y un cielo completamente despejado. Ha sido un raro placer sentarse junto a un mar que no tenía olas (por el poniente), que estaba completamente silencioso, y sintiendo a mi alrededor, en el ambiente, una absoluta tibieza.
Al final de mi meditación, me ha venido a la cabeza crear algo que he bautizado con el nombre de Violhidra (agua violeta).
Consiste en cortar muy finamente un poco de col lombarda cruda y batirla junto con agua en una batidora. Luego se cuela, y el líquido resultante (violhidra pura) se añade en la cantidad que a uno le apetezca al agua de beber. La violhidra pura se puede guardar en el frigorífico durante un par de días. Y si el sabor resulta demasiado intenso, también podéis cocer la col unos minutos, eso lo suavizará.
La idea de crear la violhidra es bastante simple: aprovechar las estupendas propiedades del color violeta (cromoterapia) para producir mejoras en nuestro cuerpo, en nuestra mente y en nuestras emociones. Profundicemos un poco más en esto:
El color violeta es de más alta frecuencia de todos los que puede percibir el ojo humano. Es decir, es el color de más alta vibración. Simboliza la espiritualidad. Por tanto, incorporarlo a nuestra estructura nos ayuda a subir nuestra vibración y a desarrollar nuestra parte más espiritual (superyó/yo superior).
El color violeta ayuda a calmar el sistema nervioso, es útil contra el insomnio, fomenta la producción de leucocitos, regenera la sangre, combate la anemia y ayuda a eliminar toxinas. También reconstituye el bazo y puede ayudar en procesos como la menopausia, los tumores, las enfermedades renales y de la vejiga. E igualmente se utiliza en cromoterapia para tratar una amplia gama de trastornos mentales.
Como gran transmutador que es, el color violeta también ayuda en estados emocionales derivados de los celos, la envidia, el nerviosismo, los miedos, las obsesiones, las manías... Es un gran liberador mental y un poderoso aliado que ayuda a limpiar la memoria celular de episodios dolorosos o traumáticos.
A un nivel aún más profundo el color violeta puede ayudar a equilibrar y dinamizar nuestro chakra corona (Sahashrara), por afinidad cromática (ya que éste también es de color violeta), lo que supone potenciar la conexión con el yo superior, lo trascendental, lo divino y la figura de nuestro padre biológico. Esto alimenta y refuerza el sentimiento de unión con el todo y la dicha frente al sentimiento de separación y de desdicha (cuando dicho chakra está cerrado).
Muy interesante.
ResponderEliminarGracias.
EliminarMuy intracelula, gracias.
ResponderEliminar¿A qué te refieres?
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