Anteayer, al terminar la conferencia que impartí sobre la pareja, una chica estudiante de Física que había asistido a la misma me abordó en la calle, y después de hablarme sobre ciertas inquietudes que tenía, me preguntó: ¿Cuál crees que es el secreto para que una pareja se mantenga unida? Yo, entonces, le respondí: Esa es una gran pregunta y yo tengo un poco de prisa. Y creo, por la cara que puso a continuación, que mi respuesta de ese momento le dejó un tanto decepcionada.
Dos días después, ahora con tiempo, puedo contestar a tu pregunta. Así que si por una de aquellas estás leyendo este artículo, Lucía, confío en que te pueda ayudar, como mínimo, a satisfacer tu curiosidad.
Verás: al ser exactamente iguales, la tendencia natural de los átomos de hidrógeno es a repelerse (tienen la misma carga). El caso es que el Universo está repleto de hidrógeno, pero sólo cuando se dan unas condiciones de temperatura de millones de grados (calor) sus átomos son capaces de vencer esa tremendas fuerzas de repulsión electrostática, fusionarse entre sí para formar helio, y así desprender luz, calor y enormes cantidades de energía. Entonces, es cuando las estrellas brillan como faros, disipan la oscuridad del Universo y pueden fecundar planetas para crear vida.
Toda relación de pareja atraviesa por distintas etapas. Más tarde o más temprano, se llega a una en la cual afloran las cargas de ambos (heridas, traumas, miedos), las cuales, en el fondo, son muy semejantes. Y ese fenómeno de percibir en el otro eso de uno mismo que tan poco gusta (lado oscuro) genera rechazo. Por eso, casi todas las parejas, antes o después, terminan deshaciéndose. Porque las fuerzas de repulsión (egoicas) superan a las de cohesión (superyoicas/espirituales).
Para vencer esas intensas fuerzas de repulsión (rechazo) que generan las cargas de las dos personas que integran esa pareja y disipar la oscuridad que les envuelve es necesaria una gran cantidad de calor, o sea, de amor, y de sabiduría (luz).
Sólo si el amor en bruto se modela mediante una voluntad consciente y compartida se podrá convertir en un instrumento sanador (de las cargas) que favorezca la reunificación. Así que, si esto llega a suceder, esa prueba de fuego (amor) se habrá superado. Entonces, las dos partes volverán a unirse tenazmente y se convertirán en uno solo (fusión: 1+1=1). Y de esa fusión termonuclear (del corazón) surgirán enormes cantidades de calor (amor en sinergia), una luz resplandeciente (sabiduría compartida), una poderosa energía creativa para sanar el mundo y una hermosa fecundidad capaz de crear vida.
Exactamente igual que las estrellas.
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