Si tienes sobrepeso y no consigues adelgazar, te invito a que leas esto.


El que una gran cantidad de personas quieran perder peso y no puedan es una situación que me recuerda bastante a lo que sucede con algunas enfermedades actuales: para la industria farmacéutica resulta muchísimo más rentable un enfermo crónico que darle una medicina que le cure para siempre. Pues con el sobrepeso sucede exactamente igual: ¿por qué darle a una persona una solución definitiva cuando le podemos dar un remedio que le haga dependiente? 

Las empresas que hay detrás de todo esto tienen en plantilla a grandes expertos en psicología y márquetin. Y éstos saben que los afectados, cuando sufren, buscan algo que les alivie lo antes posible; y que pagarán lo que haga falta con tal de acabar con su sufrimiento.

Sin embargo, si lo que pretendemos es solucionar el sobrepeso para siempre, y no volver a engordar nunca más, es conveniente comprender su causa. Y la causa está en uno mismo. Lo que sucede es que esos expertos que he mencionado saben que decirle a la gente que la causa de sus problemas son ellos mismos, y darles las herramientas para que los resuelvan, es infinitamente menos rentable que decirles que la causa está fuera de ellos y que necesitan comprar ciertos productos (a menudo, caros) para solucionarla. El as que estas empresas tienen en la manga es que esa gente note un cierto alivio o mejora con dichos productos, aunque no encuentren en ellos la solución.

El caso es que si yo tuviera que resumir en tres puntos, atendiendo a mi experiencia profesional, lo que hace falta para superar definitivamente el sobrepeso, diría lo siguiente: 1) aprender a combinar adecuadamente los alimentos; 2) mejorar determinados hábitos; y 3) eliminar lo que a uno le sobra y le perjudica en su vida (en especial, ciertas actitudes tóxicas que constituyen un lastre o una sobrecarga).

Sí, la clave de todo es la actitud y el factor emocional; y lo que explica que haya gente con hábitos saludables que no termina de perder peso, y otra con hábitos muy dañinos que, sin embargo, no engorda. Y es que lo que no encaje en el plano físico siempre encajará en el plano emocional.

Por una parte, conviene entender que las personas no engordan por abusar de ciertos alimentos, por ingerir grandes cantidades de comida o por un exceso de grasas en la dieta. A nivel fisiológico, ciertas personas engordan por un exceso de toxinas en su organismo. Por consiguiente, hace falta enseñarles a eliminar toxinas de su cuerpo, y, sobre todo, los hábitos alimenticios adecuados para que no se vuelvan a formar nuevas toxinas.

Y repito: si lo que uno pretende es tener la sartén por el mango, perder peso y no recuperarlo, hace falta ocuparse de la parte emocional. Es decir, que la persona aprenda a identificar cuáles son esas actitudes dañinas y darle las herramientas adecuadas para que poco a poco vaya deshaciéndose de ellas.

El planteamiento es muy simple, y está orientado, específicamente, a aquellas personas que buscan soluciones definitivas y tomar las riendas de su propia vida.

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