Entre algunas personas existe la creencia de que a la hora de comer poco importa qué alimentos juntes en tu plato (por ejemplo: carne o pescado con patatas, legumbres con arroz, dulce con salado, o fiambre o queso después de las comidas). Esta creencia se fundamenta en la idea (100% errónea) de que el estómago puede digerir todas esas mezclas y que te sienten perfectamente bien. Sin embargo, la experiencia me ha demostrado sobradamente que esto no es así. Me refiero a la experiencia que yo mismo he podido constatar y la que me han confirmado a lo largo del tiempo las personas que han acudido a mis cursos o consultas.
Lo que yo sostengo es que el juntar en una misma comida alimentos que no son compatibles (porque tienen tiempos de digestión distintos y requieren de jugos digestivos diferentes) tiende a provocar:
- Desarreglos o enfermedades del aparato digestivo (digestiones lentas o pesadas, gastritis, úlceras, inflamación del hígado, colon irritable, etc.).
- Fermentaciones y gases.
- Toxinas.
- Falta de energía y vitalidad.
- Aliento desagradable.
- Merma o destrucción de la flora intestinal (como consecuencia de las frecuentes fermentaciones).
- Aumento de peso.
- Acidificación de la sangre.
- Mal humor y confusión mental.
- Enfermedades o achaques altamente influenciadas por el incremento de toxinas en el organismo y de la acidificación de la sangre (fibromialgia, osteoporosis, artrosis, envejecimiento prematuro, problemas en la piel o el cabello, etc.).
Por eso, cuando aprendes a combinar adecuadamente los alimentos en tus comidas, los beneficios y las mejoras no tardan en aparecer. Algunos de ellos, incluso, el primer día que comienzas con los cambios. Por ejemplo:
- Mejoran o desaparecen tus problemas digestivos.
- Disminuyen o desaparecen las fermentaciones y los gases (flatulencias, eructos).
- Se reduce drásticamente el nivel de toxinas de tu organismo, con todo lo que eso supone.
- Se incrementa tu energía y tu vitalidad.
- Mejora tu aliento.
- Se equilibra tu flora intestinal.
- Se reduce tu peso (si es que te sobran quilos).
- Tu sangre está en mejores condiciones para alcalinizarse (que es su estado natural).
- Mejora tu humor y se despeja tu mente.
- Se atenúan o se van curando enfermedades que estaban asociadas a un alto nivel de toxinas en tu organismo o a la acidificación de tu sangre.
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