La dieta convencional que sigue la mayoría de la gente sólo incluye tres cereales básicos: arroz (que suele ser blanco), trigo (pan y pasta, a menudo refinados) y maíz (normalmente, en forma de palomitas). Sin embargo, en el contexto de una alimentación natural, saludable y equilibrada las posibilidades se multiplican enormemente.
A continuación, paso a compartir con vosotros una información que puede resultaros útil y que es el fruto de mi propia experiencia, debidamente contrastada con la de muchos de mis alumnos y consultantes a lo largo de los años.
1) QUINOA. Es alcalinizante. Conviene enjuagarla antes de cocerla para eliminar las saponinas que recubren el grano y que no son saludables. Es un alimento completo (contiene todos los aminoácidos que necesita un adulto). Con ella puedes preparar desde un plato consistente a mediodía hasta una sopa ligera por la noche.
2) CEBADA. Es laxante, y el cereal más fácil de digerir. También es el más dulce de todos y el que más cunde a la hora de cocinarlo. También es ligeramente alcalinizante. Es muy fácil de preparar si se consume en copos (se cuecen en 10 minutos).
3) AVENA. Resulta muy tonificante del sistema nervioso y va estupendamente para la piel, pero también es cierto que se trata del cereal más mucógeno de todos (el que más fomenta la formación de mucosidad en el organismo), por lo que no conviene tomarlo frecuentemente, y menos cuando uno tiene mucosidad, flemas o cuando está acatarrado. La forma más práctica de tomarlo es en copos.
4) ARROZ. Es un cereal bastante neutro y equilibrado, aunque no particularmente rico en aminoácidos (tal como lo son el mijo, la quinoa o la espelta). Por supuesto, si es blanco, no contiene nutrientes, y, además, los robará de tu organismo cuando lo ingieras.
5) CENTENO. Probablemente sea el cereal que más llena de todos y el que más sacia (junto con el trigo sarraceno). Es excelente para los huesos y los dientes (por su aporte de flúor orgánico). La forma más habitual para consumirlo es como pan, pero también se puede tomar en copos.
6) ESPELTA. Una óptima alternativa al trigo (que tantas alergias y microalergias genera en tantas personas). Un tipo de grano muy antiguo. Con mejor sabor que éste, más nutrientes y más fácil de digerir. Lo habitual es consumirla en forma de pan o de pasta. También es un alimento completo.
7) TRIGO KHORASAN (KAMUT®). Primo-hermano de la espelta. Con propiedades físicas y organolépticas muy parecidas a ésta, aunque con un precio de mercado ligeramente superior. Es un alimento completo.
8) MAÍZ. Genera muy poca mucosidad, se digiere fácilmente y es ideal, por ejemplo, para cenar (en invierno, en forma de sémola, se cuece en 5 minutos) o cuando una persona está delicada, enferma o convaleciente. En verano puede ser el ingrediente base de un refrescante flan de verduras. Si vas a comprarlo, mejor que te asegures de que es ecológico y no transgénico.
9) MIJO. Un cereal estupendo se mire como se mire. Un alimento completo, sabroso, alcalinizante y económico (en algunas ecotiendas podéis comprarlo a granel a un precio incluso más barato que el arroz). Va genial para fortalecer el cabello y las uñas. Eso sí, mejor comerlo acompañado de alimentos ricos en calcio y evitarlo por la noche (puede desvelarte).
10) TRIGO SARRACENO. Aunque no es propiamente un cereal (en realidad, es una poligonácea), se considera como tal por sus características orgánicas. Es, con diferencia, el más energético de todos. El más Yang. Uno de los que más equilibra (sobre todo, la mente y las emociones). Suele consumirse en forma de grano y se cuece en menos de 15 minutos.
Y añadir algo más:
- Si el cereal que compras no es integral, no te alimentará, porque los cereales refinados no son alimentos sino meros comestibles. Y, como tales, roban nutrientes del organismo.
- La mejor forma de combinar un cereal es siempre con verduras. Cuando un cereal es integral no tiene sentido (ni es saludable) combinarlo con patatas, legumbres, huevos o carnes, etc.
- Si no sabes con qué preparar un cereal y cómo sacarle sabor, puedes tomar como referencia el arroz. Lo único que cambiará, según el cereal que utilices, será la cantidad de agua para cocinarlo y el tiempo de cocción.
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