Evolución

En un momento dado puede ocurrir que hagamos un alto en el camino para preguntarnos: ¿He evolucionado en los últimos tiempos? Y, en caso afirmativo: ¿Hasta qué punto?

A menudo, en mis artículos, hablo de lo saludable que es limpiar el organismo de vez en cuando, para que no se acumule porquería (toxinas), para que funcione adecuadamente y para que disfrute de la salud que merece. Y a propósito de hacer limpieza, anoche me dio por borrar antiguos correos, tanto enviados como recibidos, del gestor de correo electrónico que tengo instalado en mi ordenador. Había miles de ellos almacenados en el disco duro, pero, tal como os cuento, tenía ganas de hacer una selección, dejando sólo aquellos que me parecieran verdaderamente importantes o que me produjeran alegría o satisfacción al leerlos. Y claro, no todos cumplían estos dos requisitos, así que muchos acabaron en la Papelera de Reciclaje.

Durante ese proceso de criba, fue muy interesante volver a leer algunos de esos correos que envié en su día, desde el año 2001 (fecha en que me compré mi primer PC) hasta ahora. Una labor de limpieza, de hecho, que aún no he concluido. 

Fue curioso, sí, verme a mí mismo desde la perspectiva que confiere el tiempo y la distancia. Y hasta sorprendente, en algunos momentos, redescubrir al Carlos Lacomba de 2003, de 2005 ó de 2011. Porque cuanto más retrocedía en el tiempo, menos me identificaba conmigo mismo. Sobre todo, con el estilo, la forma y los contenidos de mis antiguos correos.

Me parecía bastante lógico el no identificarme en gran medida con algunos que redacté, por ejemplo, en el año 2001. Al fin y al cabo, ya han pasado trece años desde entonces, y es fácil que las personas podamos cambiar bastante en poco más de una década. A mi entender, no tiene nada de extraño. Pero lo que me llamó poderosamente la atención es que con algunos de esos correos personales que envié hace menos de un año tampoco terminaba de identificarme. 

En ese proceso de limpieza que os comento, en general, mis sensaciones fueron bastante gratificantes, porque pensé: Si ya no te identificas con la forma de escribir o con los contenidos de ciertos correos, de hace sólo nueve meses, por ejemplo, eso significa, claramente, que algo en ti ha cambiado, Carlos. Y si se da la circunstancia de que en el momento presente escribirías algunos de esos correos de un modo muy distinto, y mejor (digamos que de una forma más empática, más delicada, más cariñosa, más equilibrada...), pues será porque has evolucionado.

En fin, que me alegro mucho de no poder decir eso de: Yo sigo siendo el mismo de siempre.

A Dios gracias, no es así.

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