Tal como he comentado en otras ocasiones, en virtud de sus propiedades, los alimentos ejercen unos efectos físicos sobre el organismo pero también en la mente y en las emociones. Unos efectos, los unos y los otros, que poseen una correlación muy precisa y que he tenido ocasión de observar e investigar en multitud de ocasiones e individuos.
Por el hecho de que la sandía es de color rojo (signo delator del hierro) y muy jugosa, favorece tanto la oxigenación sanguínea (combate eficazmente la anemia) como su adecuada circulación. Por eso, en el plano psicoemocional, también ayuda a quien la consume a tener más fuerza, resistencia y tenacidad (características intrínsecas del hierro), sobre todo al que tiene la sangre de horchata, así como a fluir mejor con los acontecimientos (en particular, a aquellos que tienden a quedarse estancados, víctimas del miedo o de la inseguridad=sangre espesa/problemas circulatorios).
Por su color rojo, además, la sandía dinamiza, estimula y da energía. Sube la tensión, pero no de un modo tan acentuado (ni tan dañino) como lo haría la sal. Y por la misma regla de tres, también ayuda a incrementar la tensión nerviosa y a quien está deprimido (depresión=falta de presión, de empuje, de decisión).
Por otro lado, dado que es muy rica en hierro (Fe), ayuda igualmente a quien la consume a tener más fe en sí mismo, más confianza y mayor seguridad.
La sandía también determina un notable efecto depurativo en el cuerpo, pero, del mismo modo, lo hace en el plano psicoemocional, contribuyendo a liberar a la persona de pensamientos densos o emociones reprimidas. También ayuda a suavizar o a desatascar los conflictos de pareja (por cuanto que limpia eficazmente el riñón=órgano par que actúa como una depuradora).
El agua tiene una relación directa con el plano emocional, y la sandía es uno de los vegetales que más agua posee, así que es uno de los que, con diferencia, más hidrata. Por eso, el tomarla ayudará a quien tenga dificultades para expresar sus emociones o sus sentimientos (ira, tristeza, rabia, amor, ternura...), le ayudará a sacarlos hacia fuera, a manifestarlos con más facilidad y mayor fluidez.
Asimismo, por cuanto que la sandía proporciona una valiosa concentración de vitaminas, minerales y oligoelementos, propicia en el individuo el poder disponer de más y mejores recursos vitales para poder hacer frente a los retos de la vida, favoreciendo en él virtudes como el valor, la fuerza, la confianza, el fluir con los acontecimientos o la capacidad para expresar lo que uno lleva dentro.
Así pues, con vuestro permiso, voy a prepararme un generoso par de rodajas.
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