Diez ejemplos de gestos que delatan y potencian la autoestima

Tal como he comentado en otras ocasiones, la autoestima no es sino el amor dirigido hacia uno mismo. También denominada amor propio. Y consiste, básicamente, en darse uno a sí mismo, en cada momento de su vida, aquello que es más adecuado para mantener lo más alto posible el nivel de armonía, salud y bienestar.

Amarse uno a sí mismo... Suena fenomenal, sí, pero, ¿cómo se hace eso? ¿Cómo ponerlo en práctica en nuestra vida cotidiana?

Los que siguen a continuación son diez ejemplos muy simples de situaciones en las que la persona actúa movida por la autoestima. Para referirme a la protagonista de dichos ejemplos (inspirados en la realidad) utilizaré el nombre de María:

  1. María se adentra en una conversación de política con una amiga que es de signo contrario al suyo. Una conversación que comienza a ponerse tensa por las discrepancias de ambas. María se da cuenta de que su interlocutora está muy convencida de lo que dice y que no va a cambiar de opinión, así que en vez de seguir adelante con la discusión cambia delicadamente de tema, buscando un punto de encuentro entre ambas. De este modo, María no pierde su estado de armonía interna.
  2. Invitan a María a una cena compartida en la que cada uno de los asistentes lleva algo. Hay abundancia de todo. Sin embargo, María tiene que madrugar al día siguiente para trabajar, y valora el disfrutar de un sueño reparador y levantarse llena de energía al día siguiente, así que, en vez de darse un atracón que implique dormir mal y levantarse cansada, cena con mucha moderación. Ella no tiene que quedar bien con nadie, sino consigo misma. Por eso actúa decididamente.
  3. Después de seis meses de relación, María se da cuenta de que no ama a Pablo, su pareja. Se llevan bien y comparten momentos agradables, pero ella ya no siente ninguna chispa y por eso considera, honestamente, que es mejor terminar con esa relación; o, cuanto menos, transformarla en una relación de amistad, sin más. Por eso, en vez de quedarse aferrada a ella indefinidamente, la cierra, y se abre confiadamente a una etapa llena de nuevas y mejores posibilidades.
  4. María lleva cinco años trabajando en una empresa en la que, debido a su política con los trabajadores, comienza a sentirse a disgusto. La presión sindical no logra mejorar las condiciones laborales, por lo que no hay visos de que la situación mejore. A pesar de que María percibe un buen sueldo y que disfruta de un contrato indefinido, ella se da cuenta de que no quiere enfermar a la larga en un trabajo que empieza a detestar y que le causa un malestar cotidiano, así que se permite abrir su mente a un trabajo más en sintonía con su momento vital presente. Un trabajo que empieza a esbozar, a perfilar y a visualizar en su mente, y con el que empieza a ilusionarse, como una forma de atraerlo a su vida. Simplemente, porque María entiende que es digna y que merece algo mejor.
  5. María lleva algún tiempo arrastrando un problema de salud. Ha visitado varios médicos, y aunque puntualmente ha experimentado alguna mejoría, el problema no termina de solucionarse, además de resultar un tanto incómodo. Entonces, María decide explorar otros caminos y aventurarse en la medicina natural. Quiere curarse, y quiere hacerlo de una manera que no resulte agresiva para su cuerpo.
  6. María sale con unas amigas y deciden ir a una terraza a tomar algo. Cuando llega el camarero, María pide un zumo de piña, pero cuando éste regresa le ha traído a ella, por error, una Coca-Cola, una bebida que no le gusta y que no le apetece tomar. María no recrimina en ningún momento al camarero. Tampoco se queda callada para no incomodarle. Mientras el camarero coloca el refresco delante de María, ésta se lo devuelve amable y sonrientemente al tiempo que le dice asertivamente: Disculpa, pero te había pedido un zumo de piña, dando por sentado que el camarero volverá con la comanda correcta. De ese modo, María hace valer su deseo sin dejarse llevar por el miedo ni avasallando a nadie.
  7. María conoce a una chica encantadora en el gimnasio, con la que entabla amistad. Ésta le invita a ir al cine un día con otros amigos, a ver una película iraní. Y aunque María nunca se ha sentido especialmente atraída por el cine de esas latitudes, decide abrirse constructivamente a la experiencia. Además, valora que su nueva amiga haya contado con ella, y le apetece cultivar esa amistad. Total: que al final, y para más inri, va y le gusta la película.
  8. María acaba de vivir una situación con un familiar que le ha causado rabia, porque siente que dicha persona no le ha tratado consideradamente, así que decide tener una conversación con ella. Acto seguido, María abre el diálogo resaltando (de corazón) un aspecto muy positivo de su interlocutor, expresándole su aprecio, y, a continuación, en vez de hacerle una serie de reproches, y en vez de juzgarle, se limita a hacerle partícipe de cómo se sintió ella, es decir, de cuáles fueron sus sentimientos ante esa situación que tanto le incomodó. Así pues, como no hace reproches ni juzga a la otra persona, ésta termina reconociendo su parte en el conflicto y se disculpa, con lo cual ambas salen ganando y se evitan males mayores.
  9. María quiere tomar una determinada decisión, pero siente miedo e inseguridad. Es arriesgada, y puede perder una buena relación con alguien. Pero si sale como ella desea, podría suponer un gran cambio en su vida y a mejor. El caso es que ella no tiene forma de saber, de antemano, cómo se van a desarrollar los acontecimientos, porque, precisamente, le falta esa experiencia, le falta vivirla. Así pues, al final, decide actuar. Concluye que es mejor meter la pata y luego disculparse que quedarse con las ganas de hacer algo hacia lo que se siente fuertemente impelida.
  10. María está escalando la pared de una gran montaña con un amigo que es como un hermano. Ambos están sujetos por la misma cuerda. En un momento dado, se rompe un amarre que estaba defectuoso y los dos caen hacia abajo unos pocos metros, quedando suspendidos de un solo amarre de refuerzo... y él por debajo de ella. Con el peso de ambos, dicho amarre no aguanta y empieza a ceder. María es consciente de que su única posibilidad de salir viva es cortar la cuerda por debajo de ella, por lo que su amigo se precipitará al vacío y morirá. La alternativa es no cortarla, y dejar que el amarre termine de ceder, con lo que a buen seguro morirían los dos. Por consiguiente, con todo el dolor de su corazón, María le dice a su amigo que lo ama, se despide de él, y, a continuación, corta la cuerda.

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