Os dejo con el testimonio de una mujer que acudió a mi consulta, por primera vez, hace dos años. Se llama Ángela Díaz.
Siempre he pensado que las casualidades no existen, que en aquellos momentos de nuestra vida donde nos sentimos al límite y lo damos casi todo por perdido, si estás lo suficientemente abierta, el universo envía señales. Aunque no pueda solucionarte las cosas, pues esto será parte de tu aprendizaje, sí te proporciona las herramientas para que encuentres un camino hacia las soluciones.
Estas herramientas son, en muchas ocasiones, personas que con su amor y sabiduría se atreven a decirnos aquello que sabemos en nuestro corazón pero nos negamos a aceptar.
Eso ha sido para mí la experiencia con Carlos, que llegó a mi vida gracias a la casualidad, y me abrió sus puertas cuando yo más lo necesitaba. Nuestro acercamiento tuvo como excusa mi sobrepeso y problemas de hipotiroidismo, que me llevaron a buscar ayuda más allá de la medicina alopática (que durante años había sido del todo inútil en esta lucha).
Cuando empecé a reunirme con Carlos, me llamó mucho la atención el tipo de preguntas que me hacía, pues aunque algunas de ellas estaban referidas a la forma en que me alimentaba, muchas otras tocaban otros aspectos mas personales, provocando que afloraran a la luz problemas que arrastraba como un enorme lastre que estancaba mi vida.
Carlos me propuso un personalizado programa de cambio de hábitos alimenticios, que lejos de parecerse a las dietas convencionales lo que buscaba era un cambio integral en mi forma de relacionarme con los alimentos. Él me comentó que aparte de las pautas alimenticias era necesario resolver paralelamente determinados conflictos personales. Y aunque me resultó duro escuchar eso, supe enseguida que era verdad.
Había vivido 15 años en una relación enfermiza de maltrato psicológico que me sumió en una fuerte dependencia afectiva, provocando un estancamiento en mi crecimiento personal (el cual se manifestaba en mi hipotiroidismo). Sabía que tenia que terminar, pero me aterraba hacerlo.
Dos años después de conocer a Carlos, soy alguien completamente diferente: me separé definitivamente, mis últimas pruebas de sangre muestran que mi hipotiroidismo está controlado y el ambiente en casa se ha transformado (y con él mi carácter y confianza).
Me ha costado mucho y aunque las condiciones son adversas en cuanto a lo económico, ahora lucho con más fuerza que nunca por lo que quiero, estoy terminando mi tesis doctoral, que retomé después de mucho tiempo, y mi relación con mis hijos es excelente.
Me llamo Ángela y tengo 37 años. Ya he cambiado algunos hábitos, aunque sé que tengo que mejorar algunos otros, pero ahora me siento capaz de hacerlo, de tomar esos compromisos conmigo misma, y estoy empezando a trabajar en ello. Mi ansiedad ha desaparecido y lo mas importante es que ahora estoy feliz.
Muchas gracias Carlos, has sido mas importante en mi vida de lo que alcanzas a imaginar. Ahora espero poder poner en práctica todos tus consejos y llegar con el tiempo a re-conocerme en cuerpo y alma.
Ángela Díaz
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