Entender cuál es el trasfondo psicoemocional de las enfermedades tiene mucho que ver con captar el doble sentido de las cosas (ironías de la vida).
El cuerpo, como expresión perfecta que es de la Naturaleza, tiene un criterio discriminador para determinar aquello que le es útil (nutriente) de lo que no lo es (residuo/toxina).
Los nutrientes le permiten crecer, desarrollarse y mantenerse vivo.
Los residuos o las toxinas le enferman, le sobran, le estorban, le dificultan su funcionamiento y contribuyen a quitarle vida (desvitalización).
En el caso del estreñimiento, es fácil que alguien que lo padece diga algo como:
- Me cuesta ir al baño.
- Yo voy cada tres/cuatro días.
- Yo voy una vez por semana.
Pero cuando alguien estreñido dice que le cuesta, ¿qué es exactamente lo que le cuesta?
Pues le cuesta deshacerse de aquello que le enferma, que le sobra, que le estorba o que le dificulta su normal desarrollo... como ser humano. Es decir, le cuesta deshacerse de sus miedos, de sus limitaciones, de sus prejuicios, y de aquellos elementos, en definitiva, que le perjudican en su vida (excremento=mierda=residuo=toxina).
Existen multitud de frases coloquiales que fácilmente puede decir (o pensar) alguien estreñido y que dan un doble sentido tan llamativo como elocuente a todo esto que estamos comentando. Por ejemplo:
- Estoy de mierda hasta el cuello.
- No quiero hacer eso porque tengo miedo de cagarla.
- Estoy harto de comerme marrones en el trabajo.
Todas y cada una de estas expresiones nos dan una visión muy precisa del trasfondo psicosomático del estreñimiento, y de cómo puede experimentar la vida alguien que lo padece. Porque sugieren la idea de una persona que traga y retiene dentro de sí cosas que no le gustan, o que aborrece. O de una persona que no se permite a sí misma hacer o decir ciertas cosas por miedo a sufrir o a salir mal parada.
Desde la armonía y el equilibrio uno es capaz de poner en práctica en su vida este criterio discriminador: Tomo lo que me beneficia y me deshago de lo que me perjudica. Sin embargo, la persona estreñida, en mayor o menor medida, actúa siguiendo un criterio un tanto diferente; algo parecido a: Me cuesta deshacerme de (me agarro/me aferro/retengo) aquello que me perjudica. Por ejemplo (estas facetas pueden variar mucho según cada caso):
- Una relación de pareja que le hace sufrir pero a la que se aferra, pese a todo.
- Un carácter muy controlador, posesivo o autoritario.
- Un miedo recurrente que le dificulta fluir normalmente con los acontecimientos y adaptarse a ellos.
Sí, en el estreñimiento también está presente el factor miedo.
Estreñimiento viene del latín stringĕre, que significa apretar, comprimir (tensión). Conceptos que se contraponen a soltar, liberar (distensión).
Cuando uno actúa con miedo se contrae, se frena, se inhibe, se repliega, se reprime...
Cuando uno actúa con amor se relaja, se distiende, se desinhibe, se libera, se vuelve espontáneo y confiado...
Por eso, he conocido casos de personas que a pesar de tomar varios laxantes (tanto naturales como farmacológicos), no conseguían liberarse de su estreñimiento. Simplemente, porque el plano psicoemocional supedita al plano físico-corpóreo. De tal manera que para curar el síntoma es necesario modificar previamente la actitud vital y las conductas que ésta lleva asociadas.
Como digo, la persona con estreñimiento ha de aprender a liberarse de su miedo (a perder, a no controlar, a ser él mismo, a que se repitan episodios amargos del pasado, al futuro...), a soltar lo que no es suyo, lo que no le pertenece (lo oscuro, lo frío, lo amargo, lo doloroso)... y fluir (en vez de frenarse) mejor con la vida y con sus acontecimientos.
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