Si nos ponemos a observar detenidamente el idioma español (como la mayoría de idiomas del mundo), encontraremos con facilidad gran número de expresiones coloquiales que se ponen de moda y que terminan siendo usadas por una mayoría de hablantes. Y aunque todas esas expresiones desempeñan una función expresiva y comunicacional, bien es cierto que algunas de ellas pueden arraigar en nuestro subconsciente y dar lugar con el tiempo a estados inarmónicos en el individuo.
Una de esas expresiones a las que me refiero, cuyo uso ha crecido como la espuma en los últimos años, es Estoy muy liado/a.
Evidentemente, quien se sirve de esta expresión lo que quiere significar, conscientemente, es que está muy ocupado. Sin embargo, durante la mayor parte de nuestras vidas, en nuestro subconsciente, la palabra lío ha significado (y aún significa) confusión. Por eso, el utilizarla sistemáticamente determina con el tiempo que, en efecto, nos sintamos liados, esto es, confundidos, indecisos, sin las ideas claras.
De hecho, si conocéis a alguien que pronuncie esta expresión con frecuencia es muy posible que convengáis conmigo que dicha persona albergue una cierta confusión mental. Al menos, esa es la conclusión a la que yo he llegado tras observar a un cierto número de personas que la empleaban.
Tengamos muy presente que en nuestra mente hay una parte inconsciente, que no piensa, que no se da cuenta de las cosas, que no es racional, pero que, eso sí, va tomando nota de todo lo que expresamos y decimos conscientemente... para bien y para mal. Y que a fuerza de repetir una expresión o una idea, nuestra realidad se va conformando y edificando, también, con el material que aporta el subconsciente, incluyendo toda la basura que éste pueda contener.
Por eso es tan recomendable revisar de vez en cuando aquello que decimos, para comprobar su doble sentido, si lo tiene, y para juzgar su idoneidad (que crea armonía) o su carácter destructivo (fuente de inarmonía, de sufrimiento o de enfermedad).
Otras expresiones de uso común que poseen un doble sentido perverso son:
- Esto no lo veo claro. Alimenta el astigmatismo, es decir, la visión borrosa (plano físico) y distorsionada (plano psicoemocional) de la realidad. Podemos sustituirla por una mejor, como: Esto no sé lo que es o No sé como abordar este asunto.
- Este asunto me toca las narices. Propicia afecciones en las que se ve afectada la zona nasal, como la sinusitis, la congestión o los estornudos. Es mejor sustituirla por otra más benigna como: Este asunto me disgusta.
- Esta persona me revienta. Favorece la aparición de afecciones o enfermedades en las que existen tejidos u órganos que pueden reventar (como los vasos sanguíneos en las varices, en una hemorragia, o una inflamación aguda de hígado). Sería más saludable decir algo como: Esta persona no me cae bien o No es de mi agrado o Me incomoda.
- Estoy muy cansado de esto. Suscita cansancio físico, o incluso agotamiento, en quien la dice con frecuencia. Sería mejor decir algo como: No quiero seguir con este asunto o Esto se ha terminado o Esta cuestión está agotando mi paciencia.
En todo caso, volviendo a la expresión de marras, para evitar líos, marañas y confusiones mentales, mejor decir algo tan simple y tan clásico como Estoy muy ocupado/a, en vez de Estoy muy liado/a.
Y es que nuestra boca, a veces, nos pierde.
Una de esas expresiones a las que me refiero, cuyo uso ha crecido como la espuma en los últimos años, es Estoy muy liado/a.
Evidentemente, quien se sirve de esta expresión lo que quiere significar, conscientemente, es que está muy ocupado. Sin embargo, durante la mayor parte de nuestras vidas, en nuestro subconsciente, la palabra lío ha significado (y aún significa) confusión. Por eso, el utilizarla sistemáticamente determina con el tiempo que, en efecto, nos sintamos liados, esto es, confundidos, indecisos, sin las ideas claras.
De hecho, si conocéis a alguien que pronuncie esta expresión con frecuencia es muy posible que convengáis conmigo que dicha persona albergue una cierta confusión mental. Al menos, esa es la conclusión a la que yo he llegado tras observar a un cierto número de personas que la empleaban.
Tengamos muy presente que en nuestra mente hay una parte inconsciente, que no piensa, que no se da cuenta de las cosas, que no es racional, pero que, eso sí, va tomando nota de todo lo que expresamos y decimos conscientemente... para bien y para mal. Y que a fuerza de repetir una expresión o una idea, nuestra realidad se va conformando y edificando, también, con el material que aporta el subconsciente, incluyendo toda la basura que éste pueda contener.
Por eso es tan recomendable revisar de vez en cuando aquello que decimos, para comprobar su doble sentido, si lo tiene, y para juzgar su idoneidad (que crea armonía) o su carácter destructivo (fuente de inarmonía, de sufrimiento o de enfermedad).
Otras expresiones de uso común que poseen un doble sentido perverso son:
- Esto no lo veo claro. Alimenta el astigmatismo, es decir, la visión borrosa (plano físico) y distorsionada (plano psicoemocional) de la realidad. Podemos sustituirla por una mejor, como: Esto no sé lo que es o No sé como abordar este asunto.
- Este asunto me toca las narices. Propicia afecciones en las que se ve afectada la zona nasal, como la sinusitis, la congestión o los estornudos. Es mejor sustituirla por otra más benigna como: Este asunto me disgusta.
- Esta persona me revienta. Favorece la aparición de afecciones o enfermedades en las que existen tejidos u órganos que pueden reventar (como los vasos sanguíneos en las varices, en una hemorragia, o una inflamación aguda de hígado). Sería más saludable decir algo como: Esta persona no me cae bien o No es de mi agrado o Me incomoda.
- Estoy muy cansado de esto. Suscita cansancio físico, o incluso agotamiento, en quien la dice con frecuencia. Sería mejor decir algo como: No quiero seguir con este asunto o Esto se ha terminado o Esta cuestión está agotando mi paciencia.
En todo caso, volviendo a la expresión de marras, para evitar líos, marañas y confusiones mentales, mejor decir algo tan simple y tan clásico como Estoy muy ocupado/a, en vez de Estoy muy liado/a.
Y es que nuestra boca, a veces, nos pierde.
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