El vídeo que sigue a continuación está ubicado, originalmente, en la web de una televisión pública (nada más y nada menos) y data del año 1971.
Algunas de las conclusiones que se desprenden de su visionado me parecen del todo escandalosas:
1) Este vídeo no es ciencia-ficción. Antes bien, da fe de un motor patentado en un registro de patentes oficial y cuya presentación pública fue atestiguada por decenas de personas y por las propias cámaras de Televisión Española en 1971. Efectivamente, se trata de un motor que funciona con agua (del grifo) y que no contamina. ¿A que nunca habías oído que lo había inventado un español? Dicha patente, en un acto de generosidad encomiable, fue regalada al entonces gobierno de Franco para beneficio de todos los españoles. Sin embargo, el dictador (presionado por algunos científico-prostitutos de la época y por algunas multinacionales que veían en aquella España predemocrática un filón de oro ante su inminente apertura), deliberademente, decidió relegar a don Arturo y a su proyecto al olvido para, según el generalísimo, no seguir haciendo el ridículo.
2) Igualmente inconcebible me parece que el hijo de este magnífico inventor se atreva a decir ante las cámaras algo como: Yo pienso que eso (refiriéndose al motor de agua inventado por su padre) se murió con mi padre, y tampoco nosotros nos hemos preocupado de moverlo... Pero vamos a ver, ¿acaso este señor había inventado un frigorífico sin puerta o un salero sin agujeritos? ¿Pero cómo puede la propia familia de Estévez Varela relegar al olvido un invento que podría acabar de un plumazo con la dependencia de los combustibles fósiles y con la contaminación ambiental? ¿Alguien puede imaginar el tremendísimo ahorro que tamaño invento, caso de implementarse masivamente, podría suponer para la maltrecha economía de España y del mundo? ¿Es que los seres humanos nos hemos vuelto locos?
3) Quizá lo más escandaloso de todo sean las declaraciones de la científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas porque, si bien es cierto que se refiere a Estévez Varela como un visionario, luego asegura ufanamente: Quien tenga hidrógeno mañana será quien domine el mundo. Ah, ¿pero ahora se trata, nuevamente, de dominar el mundo? Porque no es esa la impresión que me dio don Arturo Estévez al regalar la patente de su fantástico invento al Estado Español. Dominar el mundo... Pero si lo grandioso del motor de don Arturo es que podía producir el hidrógeno directamente del agua. A ver si me explico: hidrógeno DIRECTAMENTE a partir del agua. Eso significa algo importantísimo. ¿Lo adivináis? No tener que depender de empresas que produzcan hidrógeno. Es decir, no tener que buscar una estación de servicio que te venda el hidrógeno y que tú tengas que pagar por él cada vez que quieras llenar el depósito de tu vehículo. La difusión del invento de Arturo Estévez hubiera implicado algo que detestan las multinacionales: la independencia de los consumidores. A fin de cuentas, ¿por qué permitir que cualquier persona pueda comprar un vehículo cuyo combustible apenas cuesta dinero (el motor de Estévez también podía funcionar perfectamente con agua de mar e incluso con agua residual)? ¿Qué ganan entonces las multinacionales y sus gobiernos súbditos? Pues absolutamente nada. Entonces ya no hay negocio.
4) Pero no, amigos/as, todavía hay algo más escandaloso: la biografía de Belén Esteban ocupa 5 veces más espacio en la Wikipedia que la del portentoso don Arturo. Y eso que éste fue un patriota ejemplar (buscó el bienestar de sus congéneres sin ánimo de lucro).
En fin... creo que me voy a ir a vivir a otro planeta.
Algunas de las conclusiones que se desprenden de su visionado me parecen del todo escandalosas:
1) Este vídeo no es ciencia-ficción. Antes bien, da fe de un motor patentado en un registro de patentes oficial y cuya presentación pública fue atestiguada por decenas de personas y por las propias cámaras de Televisión Española en 1971. Efectivamente, se trata de un motor que funciona con agua (del grifo) y que no contamina. ¿A que nunca habías oído que lo había inventado un español? Dicha patente, en un acto de generosidad encomiable, fue regalada al entonces gobierno de Franco para beneficio de todos los españoles. Sin embargo, el dictador (presionado por algunos científico-prostitutos de la época y por algunas multinacionales que veían en aquella España predemocrática un filón de oro ante su inminente apertura), deliberademente, decidió relegar a don Arturo y a su proyecto al olvido para, según el generalísimo, no seguir haciendo el ridículo.
2) Igualmente inconcebible me parece que el hijo de este magnífico inventor se atreva a decir ante las cámaras algo como: Yo pienso que eso (refiriéndose al motor de agua inventado por su padre) se murió con mi padre, y tampoco nosotros nos hemos preocupado de moverlo... Pero vamos a ver, ¿acaso este señor había inventado un frigorífico sin puerta o un salero sin agujeritos? ¿Pero cómo puede la propia familia de Estévez Varela relegar al olvido un invento que podría acabar de un plumazo con la dependencia de los combustibles fósiles y con la contaminación ambiental? ¿Alguien puede imaginar el tremendísimo ahorro que tamaño invento, caso de implementarse masivamente, podría suponer para la maltrecha economía de España y del mundo? ¿Es que los seres humanos nos hemos vuelto locos?
3) Quizá lo más escandaloso de todo sean las declaraciones de la científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas porque, si bien es cierto que se refiere a Estévez Varela como un visionario, luego asegura ufanamente: Quien tenga hidrógeno mañana será quien domine el mundo. Ah, ¿pero ahora se trata, nuevamente, de dominar el mundo? Porque no es esa la impresión que me dio don Arturo Estévez al regalar la patente de su fantástico invento al Estado Español. Dominar el mundo... Pero si lo grandioso del motor de don Arturo es que podía producir el hidrógeno directamente del agua. A ver si me explico: hidrógeno DIRECTAMENTE a partir del agua. Eso significa algo importantísimo. ¿Lo adivináis? No tener que depender de empresas que produzcan hidrógeno. Es decir, no tener que buscar una estación de servicio que te venda el hidrógeno y que tú tengas que pagar por él cada vez que quieras llenar el depósito de tu vehículo. La difusión del invento de Arturo Estévez hubiera implicado algo que detestan las multinacionales: la independencia de los consumidores. A fin de cuentas, ¿por qué permitir que cualquier persona pueda comprar un vehículo cuyo combustible apenas cuesta dinero (el motor de Estévez también podía funcionar perfectamente con agua de mar e incluso con agua residual)? ¿Qué ganan entonces las multinacionales y sus gobiernos súbditos? Pues absolutamente nada. Entonces ya no hay negocio.
4) Pero no, amigos/as, todavía hay algo más escandaloso: la biografía de Belén Esteban ocupa 5 veces más espacio en la Wikipedia que la del portentoso don Arturo. Y eso que éste fue un patriota ejemplar (buscó el bienestar de sus congéneres sin ánimo de lucro).
En fin... creo que me voy a ir a vivir a otro planeta.
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