El mayor miedo que puede experimentar un ser humano es el miedo a la muerte. Un miedo que es, además, la raíz misma de todos los miedos. Es el miedo a dejar de ser, a dejar de existir; es el miedo a que todo lo que uno conoce y lo que uno es se acabe irremediablemente y sin esperanza alguna. Por eso, si un ser humano es capaz de vencer ese miedo, se vuelve, por así decirlo, en un ser sobrenatural, capaz de cualquier cosa. La tribu indígena hindú de los Dongria Kondh ha superado ese miedo.
Ellos habitan en un reducto paradisíaco, entre montañas, bosques y arrollos tan antiguos como hermosos, viviendo en paz, armonía y alimentados de los generosos y abundantes frutos que les brinda la Madre Tierra. Hace algunos años una empresa minera, Vedanta Resources, regentada por el multimillonario hindú Anil Agarwal, albergaba la intención de establecer una refinería de bauxita (el mineral a partir del cual se extrae el alumnio) en un asentamiento cercano, donde habitaban otros pueblos indígenas hermanos.
Vedanta Resources les dijo que iban a traer educación, sanidad, empleo y prosperidad a la zona, y, so pretexto de necesitar el espacio para sus fines industriales, invitó a los nativos a que se marcharan de allí a cambio de unas limosnas. Pero como los nativos se negaron, las excavadoras de esta empresa, que contaba y cuenta con el apoyo del gobierno hindú, derribaron sus casas una noche. Posteriormente, algunos de estos nativos que quedaron en las zonas aledañas a la refinería, como consecuencia de la intensa contaminación, comenzaron a enfermar y a morir.
La junta directiva de Vedanta Resources planea ahora abrir una mina a cielo abierto justo en el poblado de los Dongria Kondh, en las colinas de Niyamgiri, que para ellos son sagradas y que, además, son su sustento (les proveen de alimento, refugio, plantas medicinales, etc.). Sin embargo, los Dongria Kondh se han puesto en su sitio y están decididos a no claudicar ante las presiones de la empresa. Es más, pretenden defender su territorio y su estilo de vida (en perfecta comunión con la Naturaleza) al precio que sea; incluso pagando con su propia vida.
Lo único que se me ocurre decir al respecto es que estos nativos tienen toda mi admiración y mi afecto. Me emociona saber que en el mundo existen personas así, tan valientes, capaces de dar sus vidas antes que subyugarse a la miseria y la esclavitud que tratan de imponer impíamente algunos tiranos.
Con todo, lo más detestable de este asunto es la política de manipulación, fraude y mentiras que ejerce Vedanta Resources. No tenéis más que entrar en su página web para comprobarlo por vosotros mismos. Podréis ver cómo se sirven de una fotografía de niños hindús sonrientes para tocar el corazón del público y sugerir, subliminalmente, una idea de felicidad y de inocencia. ¿Por qué no exhiben, en su lugar, fotos de los niños enfermos y deseredados que engendró la implantación de la refinería en Lanjigarh? ¿Y con qué desfachatez y cinismo se atreven a decir que la empresa actúa siguiendo criterios de desarrollo sostenible cuando, en realidad, es lo diametralmente opuesto?
Detalles de este asunto y testimonios de sus protagonistas siguen en los vídeos que os dejo a continuación.
Ellos habitan en un reducto paradisíaco, entre montañas, bosques y arrollos tan antiguos como hermosos, viviendo en paz, armonía y alimentados de los generosos y abundantes frutos que les brinda la Madre Tierra. Hace algunos años una empresa minera, Vedanta Resources, regentada por el multimillonario hindú Anil Agarwal, albergaba la intención de establecer una refinería de bauxita (el mineral a partir del cual se extrae el alumnio) en un asentamiento cercano, donde habitaban otros pueblos indígenas hermanos.
Vedanta Resources les dijo que iban a traer educación, sanidad, empleo y prosperidad a la zona, y, so pretexto de necesitar el espacio para sus fines industriales, invitó a los nativos a que se marcharan de allí a cambio de unas limosnas. Pero como los nativos se negaron, las excavadoras de esta empresa, que contaba y cuenta con el apoyo del gobierno hindú, derribaron sus casas una noche. Posteriormente, algunos de estos nativos que quedaron en las zonas aledañas a la refinería, como consecuencia de la intensa contaminación, comenzaron a enfermar y a morir.
La junta directiva de Vedanta Resources planea ahora abrir una mina a cielo abierto justo en el poblado de los Dongria Kondh, en las colinas de Niyamgiri, que para ellos son sagradas y que, además, son su sustento (les proveen de alimento, refugio, plantas medicinales, etc.). Sin embargo, los Dongria Kondh se han puesto en su sitio y están decididos a no claudicar ante las presiones de la empresa. Es más, pretenden defender su territorio y su estilo de vida (en perfecta comunión con la Naturaleza) al precio que sea; incluso pagando con su propia vida.
Lo único que se me ocurre decir al respecto es que estos nativos tienen toda mi admiración y mi afecto. Me emociona saber que en el mundo existen personas así, tan valientes, capaces de dar sus vidas antes que subyugarse a la miseria y la esclavitud que tratan de imponer impíamente algunos tiranos.
Con todo, lo más detestable de este asunto es la política de manipulación, fraude y mentiras que ejerce Vedanta Resources. No tenéis más que entrar en su página web para comprobarlo por vosotros mismos. Podréis ver cómo se sirven de una fotografía de niños hindús sonrientes para tocar el corazón del público y sugerir, subliminalmente, una idea de felicidad y de inocencia. ¿Por qué no exhiben, en su lugar, fotos de los niños enfermos y deseredados que engendró la implantación de la refinería en Lanjigarh? ¿Y con qué desfachatez y cinismo se atreven a decir que la empresa actúa siguiendo criterios de desarrollo sostenible cuando, en realidad, es lo diametralmente opuesto?
Detalles de este asunto y testimonios de sus protagonistas siguen en los vídeos que os dejo a continuación.
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