Como todo lo que se manifiesta en el Universo, los alimentos poseen también una energía; concretamente, un campo bioeléctrico (que puede medirse con distintos instrumentos, e incluso verse con una cámara kirlian -como el champiñón de la fotografía de abajo-).
Si de lo que hablamos hoy es de comer con cubiertos, el metal, que es un excelente conductor térmico y eléctrico, es, sin embargo, un pésimo conductor de esa bioenergía que poseen los alimentos (máxime, si están vivos). Además, el metal es un material intrínsecamente frío (lo frío simboliza la frialdad, en contraposición a la calidez, esto es, el amor). Por eso, si lo que perseguimos es alimentarnos de una forma cada vez más armónica y cuidando los detalles, conviene tener en cuenta que el comer con cubiertos de madera es una forma amable de aproximarse al alimento, mucho más cálida y menos agresiva que el metal. Y la sensación que proporciona, al menos para mí, resulta bastante más reconfortante.
Por otro lado, nuestro cuerpo tiende a acumular una carga electrostática que es conducida por los cubiertos de metal, y cuando éstos se aproximan a la dentadura, aunque no lo percibamos ni lo veamos, es fácil que salten diminutas chispas que van desgastando el esmalte dental.
Llegados aquí, se puede plantear una pregunta: ¿cómo elegir los cubiertos de madera?
Si vais a comer con ellos, os recomiendo los elaborados con maderas duras y no porosas, como el boj, el carpe, el fresno o la haya. Quienes viváis en Valencia podéis comprarlos en la Calle de Liñán, junto al Mercado Central. Allí existen varias tiendas donde encontraréis cubiertos de madera de boj (u otras maderas duras). Unos elaborados industrialmente y otros por artesanos (que ya quedan pocos). Por supuesto, también podéis encontrarlos por Internet escribiendo en Google cubiertos de madera.
Cuidados de los cubiertos de madera:
- no lavarlos con estropajos muy duros o metálicos (como los de níquel),
- evitar productos como la lejía o el amoníaco para su limpieza,
- evitar también el lavavajillas (mejor lavarlos a mano),
- si se oscurecen con el tiempo y quieres aclararlos un poco, puedes sumergirlos en una mezcla de agua templada con agua oxigenada;
- después de ser enjuagados es mejor secarlos que dejarlos húmedos.
La experiencia me demuestra que el utilizar utensilios de madera (espátulas, cazos, cucharones, etc.) para preparar la comida, también redunda en un mejor sabor de los alimentos, además de que no rayan cacerolas y sartenes.
En todo caso, os invito una vez más a experimentar por vosotros/as mismos/as y a comprobar si ,efectivamente, notáis alguna diferencia con los de metal.
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