Suele ocurrir que cuando las personas escuchan la palabra cereal lo asocian al desayuno y a la leche. Incluso mucha gente practicante de un alimentación natural acostumbra a usar los copos de los cereales sin cocerlos previamente.
Los cereales están hechos para cocerlos, no para tomarlos crudos (de no ser que se germinen), y el remojo, sin embargo, no es suficiente para hacerlos digestibles.
Si pensamos en ampliar el repertorio de cereales para el consumo diario, conviene tomar como referencia uno de los más ampliamente usados: el arroz. Con él podemos preparar desde una ensalada hasta una paella de verduras. Y lo mismo podemos hacer con el resto de cereales (mijo, quinoa, avena, espelta, etc.), la única diferencia a la hora de cocerlos será la cantidad de agua a emplear y el tiempo de cocción.
Hoy voy a hablaros de un cereal que puede comprarse a un precio muy asequible y prepararse en menos que canta un gallo. Además de nutritivo y fácil de digerir, muy socorrido a la hora de preparar una comida o una cena rápida. Me refiero a los copos de cebada.
Se trata de un cereal muy rico en vitaminas del grupo B, ácido fólico, colina y vitamina K. En materia de minerales, la cebada es buena fuente de potasio, magnesio y fósforo, pero su mayor virtud es la riqueza en oligoelementos: hierro, azufre, cobre, cinc, manganeso, cromo, selenio, yodo y molibdeno. Esto la convierte en alimento ideal para estados carenciales y para el proceso de crecimiento. Asimismo, es el cereal con mayor contenido de fibra (17%), lo que hace de ella un alimento particularmente laxante, además de emoliente, reconstituyente, digestiva, diurética, desintoxicante, tónica, ligeramente vasoconstrictora, antiinflamatoria, alcalinizante, antiséptica, mineralizante y galactagoga (incrementa la producción láctea).
Respecto a la forma de preparar los copos, no puede ser más sencilla. En su versión más rápida basta con hervir un cazo con agua, añadir la cantidad deseada de copos y dejarlos reposar diez minutos. Claro que, también se pueden cocinar junto con verduras o añadir una cierta cantidad de los mismos a un caldo vegetal para preparar una sabrosa sopa.
En síntesis: un alimento de lo más rápido, nutritivo, barato, simple y práctico.
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