Cuando hablamos de Psicosomática nos referimos al análisis de la expresión corpórea (enfermedades, achaques, dolores) de ciertos conflictos no resueltos provinientes del plano psicoemocional, pero el término también se define, de un modo más sencillo, como el estudio de la interrelación que existe entre cuerpo, mente y emociones.
En efecto: podemos decir que lo no físico (pensamientos, sentimientos) tiende a expresarse en lo físico (cuerpo, órganos, células), pero no siempre en forma de enfermedades o achaques. A veces, se trata de simples manifestaciones que, al menos en un primer momento, no comportan mayores consecuencias, si bien, algunas de ellas pueden llegar a resultar algo incómodas o molestas (lo que delata que detrás subyace un conflicto).
A este respecto, es interesante destacar el vínculo que se establece entre la temperatura corporal del individuo y algunas de sus actitudes; a saber:
- Personas más o menos frías o distantes (en su trato con los demás), o cuyos puntos de vista respecto de ciertas cuestiones se antojan fríos (un tanto inhumanos, digamos). Muchos de estos individuos experimentan enfriamientos en algunas partes de su cuerpo (pies, manos) o una sensación de frío (recurrente o eventual) que puede darse, incluso, en verano. Asimismo, es habitual que muchos de ellos gusten de tomar alimentos especialmente calientes, en una búsqueda inconsciente de esa calidez que les falta (De lo que se come, se cría).
- Personas que se acaloran o calientan (enfadan) con facilidad, y cuya temperatura corporal (ya sea generalizada o localizada en algunas partes en concreto) excede lo normal. Muchos de ellos son individuos que acostumbran a ir en manga corta o ligeros de ropa en invierno. También es frecuente que tomen los alimentos o las bebidas frías, en una búsqueda inconsciente de la necesaria tibieza (calma, serenidad, paz interior).
- Me estás calentando.
- No soporto a ese político. Es que me enciende la sangre.
- Te sofocas a la primera de cambio.
- Me sorprende la frialdad con la que abordas el tema de la inmigración.
- Que digas eso de mí, me deja frío.
Son expresiones que, podemos comprobarlo, poseen una correspondencia con la temperatura corporal de los individuos a los que se aplican. Máxime, si se repiten a menudo y si se dicen con una carga emocional. De lo que se deduce que la mejor forma de mantener una temperatura corporal adecuada, sin sofocos ni enfriamientos, es cultivando una actitud lo más armoniosa y equilibrada posible; ya que, como dice el refrán: En el término medio está la virtud.
Y es que los extremos nunca son saludables.
En efecto: podemos decir que lo no físico (pensamientos, sentimientos) tiende a expresarse en lo físico (cuerpo, órganos, células), pero no siempre en forma de enfermedades o achaques. A veces, se trata de simples manifestaciones que, al menos en un primer momento, no comportan mayores consecuencias, si bien, algunas de ellas pueden llegar a resultar algo incómodas o molestas (lo que delata que detrás subyace un conflicto).
A este respecto, es interesante destacar el vínculo que se establece entre la temperatura corporal del individuo y algunas de sus actitudes; a saber:
- Personas más o menos frías o distantes (en su trato con los demás), o cuyos puntos de vista respecto de ciertas cuestiones se antojan fríos (un tanto inhumanos, digamos). Muchos de estos individuos experimentan enfriamientos en algunas partes de su cuerpo (pies, manos) o una sensación de frío (recurrente o eventual) que puede darse, incluso, en verano. Asimismo, es habitual que muchos de ellos gusten de tomar alimentos especialmente calientes, en una búsqueda inconsciente de esa calidez que les falta (De lo que se come, se cría).
- Personas que se acaloran o calientan (enfadan) con facilidad, y cuya temperatura corporal (ya sea generalizada o localizada en algunas partes en concreto) excede lo normal. Muchos de ellos son individuos que acostumbran a ir en manga corta o ligeros de ropa en invierno. También es frecuente que tomen los alimentos o las bebidas frías, en una búsqueda inconsciente de la necesaria tibieza (calma, serenidad, paz interior).
- Me estás calentando.
- No soporto a ese político. Es que me enciende la sangre.
- Te sofocas a la primera de cambio.
- Me sorprende la frialdad con la que abordas el tema de la inmigración.
- Que digas eso de mí, me deja frío.
Son expresiones que, podemos comprobarlo, poseen una correspondencia con la temperatura corporal de los individuos a los que se aplican. Máxime, si se repiten a menudo y si se dicen con una carga emocional. De lo que se deduce que la mejor forma de mantener una temperatura corporal adecuada, sin sofocos ni enfriamientos, es cultivando una actitud lo más armoniosa y equilibrada posible; ya que, como dice el refrán: En el término medio está la virtud.
Y es que los extremos nunca son saludables.
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