
Afortunadamente, una nueva conciencia está emergiendo. Una conciencia global que es la suma de muchas conciencias individuales. Seres humanos, en definitiva, que nos damos cuenta de lo mejorable de esta situación y que ya estamos trabajando, cada uno desde su ámbito y con sus habilidades, para hacer de este un mundo mejor en el que vivir. Y cada vez somos más.
Ante la oscura perspectiva que sugiere el cambio climático y el agotamiento de las reservas de petróleo (expertos señalan el año 2010 como el momento en que comenzará un declive irreversible) se hace necesario arrojar luz sobre esta cuestión planteando e implementando nuevas políticas económicas, sociales y medioambientales. A este respecto, las ciudades ecológicas, sostenibles y solidarias no constituyen una utopía. Ya están aquí. Y nacen de aunar voluntades y de la fructífera sinergia que se crea entre ciudadanos, políticos, empresarios y organizaciones. Ejemplo de ello: la SymbioCity en Hammarby Sjostad, Suecia; o Masdar, en Abu Dhabi, Emiratos Árabes (nada más y nada menos). Clicando aquí podréis leer un interesantísimo artículo de El País sobre este tema (con todo lujo de detalles).
(Fuente: Consumer.es) Algunos expertos hablan ya de un movimiento, no organizado, de "ciudades verdes" en todo el mundo. En todas ellas hay un común denominador: tanto sus instituciones como sus ciudadanos son conscientes de que priorizar criterios medioambientales en la vivienda, el transporte, la producción de bienes y servicios o la gestión de los residuos no sólo mejora la calidad de vida, sino que también permite hacer frente a los grandes desafíos ecológicos de la humanidad, como el cambio climático o la energía.
En suma: un mundo mejor, más ecológico, solidario y armonioso es posible. La sola idea de algo así resulta tentadora, excitante y llena de maravillosas posibilidades. Pero hace falta que todos/as sumemos ideas, voluntades y que trabajemos juntos/as para lograrlo. Porque en este caso, más que nunca, la unión hará la fuerza.
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