Se trata de mezclar algunos ingredientes crudos con otros cocinados (más calientes), de tal manera que las respectivas temperaturas de unos y de otros confluyan en un plato tibio y sabroso que no le deje frío a nadie.
Hoy mismo me he preparado para comer una ensalada tibia de repollo (un tipo de col verdosa y rizada) y pasta (en este caso, macarrones de centeno).
Los que siguen son los ingredientes:
- Cocinados: repollo, zanahoria, apio, macarrones de centeno.
- Crudos: tomate y rábano troceados, calabacín y jengibre rallados, rúcula, aceite virgen de girasol de primera presión y sal del Himalaya.
Se trata, como podréis imaginar, una comida nutritiva, sencilla y muy rápida de preparar (apenas 15 minutos).
Por supuesto, pueden variar los ingredientes, y los que seleccionéis para ser cocinados. Por ejemplo:
- Cocinados: col lombarda, patata y hojas de remolacha.
- Crudos: germinados de alfalfa, canónigos, zanahoria rallada e hinojo rallado.
Las combinaciones son muchísimas. Así que ya no hay excusa para no comer ensaladas en invierno. Seguro que vuestro cuerpo os lo agradecerá.
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