A fecha de hoy, sigue la polémica en torno a lo perjudiciales que puedan resultar los teléfonos móviles. Y lo peor de todo es que la labor de destacados científicos (Lai y Singh, Universidad de Washington; Carlo y Stephen, WTR Washington; Hardel, Suecia; Universidad de Essen, Alemania; Sir William Stewart, Inglaterra; Dr. French, Sydney, Australia), quienes están demostrando que sí lo son, se ve eclipsada o deliberadamente silenciada en favor de la pretendida inocuidad que postulan quienes defienden los intereses multimillonarios de los operadores y de las multinacionales de la electrónica.
¿Es necesario que miles (o millones) de personas tengan que sufrir graves (a veces, letales) consecuencias para que entonces, dentro de diez o quince años, se reconozca abiertamente que las radiaciones de microondas de los móviles resultan muy perjudiciales para la salud?
Ni que decir tiene a estas alturas que creo firmemente en lo de prevenir antes que curar. Y para mí el mero hecho de que existan indicios de que una tecnología sea perjudicial para la salud debería ser motivo suficiente para ponerlo en conocimiento de la opinión pública y que las autoridades pertinentes tomaran cartas en el asunto. Así y todo, más que avivar la polémica, lo que pretendo en Saliment es proponer una serie de soluciones muy concretas (y, a ser posible, prácticas) para problemas también muy concretos.
En relación con el asunto que hoy nos ocupa, os recomiendo una solución práctica, sencilla y muy barata: un dispositivo de manos libres con cable para vuestro móvil (prácticamente, todas las marcas disponen de uno o varios modelos). Simplemente, se acopla al teléfono por un conector, el auricular se coloca en la oreja y la pinza con el micrófono, si lo deseáis, enganchada en la ropa. Lo habitual es que el micrófono incluya un botón que permite descolgar y colgar el teléfono. Así de simple y de cómodo.
Como sabéis, muchos teléfonos modernos incluyen reproductores de audio y de vídeo, por lo que la mayoría de marcas ofrecen manos libres estéreo para, además de mantener una conversación con vuestro/a interlocutor/a, poder escuchar música, la radio o los vídeos con una gran calidad de sonido y privadamente.
Como veis, una solución muy práctica para mantener alejado el móvil de vuestra cabeza, y, de ese modo, evitar riesgos innecesarios.
¿Es necesario que miles (o millones) de personas tengan que sufrir graves (a veces, letales) consecuencias para que entonces, dentro de diez o quince años, se reconozca abiertamente que las radiaciones de microondas de los móviles resultan muy perjudiciales para la salud?
Ni que decir tiene a estas alturas que creo firmemente en lo de prevenir antes que curar. Y para mí el mero hecho de que existan indicios de que una tecnología sea perjudicial para la salud debería ser motivo suficiente para ponerlo en conocimiento de la opinión pública y que las autoridades pertinentes tomaran cartas en el asunto. Así y todo, más que avivar la polémica, lo que pretendo en Saliment es proponer una serie de soluciones muy concretas (y, a ser posible, prácticas) para problemas también muy concretos.
En relación con el asunto que hoy nos ocupa, os recomiendo una solución práctica, sencilla y muy barata: un dispositivo de manos libres con cable para vuestro móvil (prácticamente, todas las marcas disponen de uno o varios modelos). Simplemente, se acopla al teléfono por un conector, el auricular se coloca en la oreja y la pinza con el micrófono, si lo deseáis, enganchada en la ropa. Lo habitual es que el micrófono incluya un botón que permite descolgar y colgar el teléfono. Así de simple y de cómodo.
Como sabéis, muchos teléfonos modernos incluyen reproductores de audio y de vídeo, por lo que la mayoría de marcas ofrecen manos libres estéreo para, además de mantener una conversación con vuestro/a interlocutor/a, poder escuchar música, la radio o los vídeos con una gran calidad de sonido y privadamente.
Como veis, una solución muy práctica para mantener alejado el móvil de vuestra cabeza, y, de ese modo, evitar riesgos innecesarios.
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