¿Es necesario que miles (o millones) de personas tengan que sufrir graves (a veces, letales) consecuencias para que entonces, dentro de diez o quince años, se reconozca abiertamente que las radiaciones de microondas de los móviles resultan muy perjudiciales para la salud?
Ni que decir tiene a estas alturas que creo firmemente en lo de prevenir antes que curar. Y para mí el mero hecho de que existan indicios de que una tecnología sea perjudicial para la salud debería ser motivo suficiente para ponerlo en conocimiento de la opinión pública y que las autoridades pertinentes tomaran cartas en el asunto. Así y todo, más que avivar la polémica, lo que pretendo en Saliment es proponer una serie de soluciones muy concretas (y, a ser posible, prácticas) para problemas también muy concretos.
En relación con el asunto que hoy nos ocupa, os recomiendo una solución práctica, sencilla y muy barata: un dispositivo de manos libres con cable para vuestro móvil (prácticamente, todas las marcas disponen de uno o varios modelos). Simplemente, se acopla al teléfono por un conector, el auricular se coloca en la oreja y la pinza con el micrófono, si lo deseáis, enganchada en la ropa. Lo habitual es que el micrófono incluya un botón que permite descolgar y colgar el teléfono. Así de simple y de cómodo.
Como sabéis, muchos teléfonos modernos incluyen reproductores de audio y de vídeo, por lo que la mayoría de marcas ofrecen manos libres estéreo para, además de mantener una conversación con vuestro/a interlocutor/a, poder escuchar música, la radio o los vídeos con una gran calidad de sonido y privadamente.
Como veis, una solución muy práctica para mantener alejado el móvil de vuestra cabeza, y, de ese modo, evitar riesgos innecesarios.
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