Hace tres años escribí un artículo en Saliment donde os explicaba las propiedades del aloe vera, ya fuere mediante mi experiencia o gracias a la que otras personas habían compartido conmigo. Ahora, lo que deseo compartir con vosotros son las posibilidades culinarias a las que se presta esta maravillosa planta.
Para poder utilizar el aloe en nuestros platos habremos de tener en cuenta algunas premisas:
- nos serviremos, preferiblemente, de una planta de la variedad Aloe barbadensis (la más común y una de las que posee mayor número de propiedades),
- mejor una planta que tenga más de siete años de edad,
- aprovecharemos, sólo, el gel que se encuentra en el interior de las hojas más grandes, descartando la piel y el líquido amarillento que rezuman las hojas (extraordinariamente amargo y un tanto irritante),
- nunca cocinaremos el aloe, ya que debe usarse en crudo, porque si no pierde sus propiedades.
En el ejemplo que sigue, preparo una crema dulce con gel natural de aloe (recién extraido de la hoja fresca de una planta), manzana, kiwi y zumo de pomelo.
Sin embargo, podéis emplear el aloe para mezclarlo con otros zumos, purés de frutas, bien con salsas crudas de verduras (como las muchas que se pueden preparar con aguacate, por ejemplo) o bien con verduras cocinadas (o sopas) que no estén muy calientes. No alterará el sabor de los platos y les conferirá una textura muy suave.
La idea es utilizar el aloe vera como una verdura más, tomándola regularmente para beneficiarse de sus innumerables propiedades nutritivas y medicinales.
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Si deseáis adquirir plantas de aloe o comprar hojas sueltas (aguantan 2 ó 3 semanas en el frigorífico), podéis contactar con Merche Izquierdo llamando al número 653 11 88 90.
Para poder utilizar el aloe en nuestros platos habremos de tener en cuenta algunas premisas:
- nos serviremos, preferiblemente, de una planta de la variedad Aloe barbadensis (la más común y una de las que posee mayor número de propiedades),
- mejor una planta que tenga más de siete años de edad,
- aprovecharemos, sólo, el gel que se encuentra en el interior de las hojas más grandes, descartando la piel y el líquido amarillento que rezuman las hojas (extraordinariamente amargo y un tanto irritante),
- nunca cocinaremos el aloe, ya que debe usarse en crudo, porque si no pierde sus propiedades.
En el ejemplo que sigue, preparo una crema dulce con gel natural de aloe (recién extraido de la hoja fresca de una planta), manzana, kiwi y zumo de pomelo.
Sin embargo, podéis emplear el aloe para mezclarlo con otros zumos, purés de frutas, bien con salsas crudas de verduras (como las muchas que se pueden preparar con aguacate, por ejemplo) o bien con verduras cocinadas (o sopas) que no estén muy calientes. No alterará el sabor de los platos y les conferirá una textura muy suave.
La idea es utilizar el aloe vera como una verdura más, tomándola regularmente para beneficiarse de sus innumerables propiedades nutritivas y medicinales.
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Si deseáis adquirir plantas de aloe o comprar hojas sueltas (aguantan 2 ó 3 semanas en el frigorífico), podéis contactar con Merche Izquierdo llamando al número 653 11 88 90.
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