A estas alturas, no hace falta que os cuente con detalle cómo se crían los animales en las industrias (que ya no tienen nada de granjas) destinadas a la producción de alimentos (carne, huevos, leche, etc.). Ni tampoco os sonarán de nuevo las noticias que a menudo se oyen sobre los peligros de consumir alimentos de origen animal en los tiempos que corren (peste porcina, fiebre aviar, mal de las vacas locas, etc., etc.).
Y es que la mayoría de empresas agropecuarias estándar (no ecológicas) siguen una política de Mínima inversión y máximo beneficio. Una premisa que a la postre tiende a repercutir negativamente en la salud del consumidor.
Esto, sin embargo, no sucede con las empresas que cuentan con avales de garantía y certificados oficiales de agricultura y ganadería ecológicas. Porque se trata de compañías que no sólo desean ganar dinero (lo cual, por supuesto, es legítimo) sino que, además, buscan ofrecer al consumidor un producto de alta calidad que no perjudique a su salud.
De todos modos, la agricultura y la ganadería ecológicas no sólo ofrecen al consumidor unos productos limpios y mayormente saludables sino que, asimismo, éstos gozan de un sabor mucho más natural, intenso y agradable. Tal cual eran antiguamente los alimentos, los que tomaban nuestros antepasados (antes de la revolución industrial, toda la agricultura y la ganadería mundiales eran ecológicas).
Por eso, si estáis pensando en preparar una tortilla, un huevo frito o un bizcocho, tal vez os apetezca considerar la posiblidad de utilizar huevos ecológicos. Es decir, huevos que han sido puestos por gallinas criadas al aire libre que se relacionan con sus semejantes (no en jaulas donde nunca ven la luz del Sol), alimentadas con alimentos ecológicos, agua de manatial y en entornos completamente naturales (campos de cultivo o corrales abiertos). Vuestro paladar y vuestra salud lo agradecerán. Seguro.
La marca ecológica que os recomiendo en esta ocasión es Aldeahermosa.
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De venta en ecomercados, economatos ecológicos y herbodietéticas.
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Producto cedido por el ecomercado Ecorganic.
Y es que la mayoría de empresas agropecuarias estándar (no ecológicas) siguen una política de Mínima inversión y máximo beneficio. Una premisa que a la postre tiende a repercutir negativamente en la salud del consumidor.
Esto, sin embargo, no sucede con las empresas que cuentan con avales de garantía y certificados oficiales de agricultura y ganadería ecológicas. Porque se trata de compañías que no sólo desean ganar dinero (lo cual, por supuesto, es legítimo) sino que, además, buscan ofrecer al consumidor un producto de alta calidad que no perjudique a su salud.
De todos modos, la agricultura y la ganadería ecológicas no sólo ofrecen al consumidor unos productos limpios y mayormente saludables sino que, asimismo, éstos gozan de un sabor mucho más natural, intenso y agradable. Tal cual eran antiguamente los alimentos, los que tomaban nuestros antepasados (antes de la revolución industrial, toda la agricultura y la ganadería mundiales eran ecológicas).
Por eso, si estáis pensando en preparar una tortilla, un huevo frito o un bizcocho, tal vez os apetezca considerar la posiblidad de utilizar huevos ecológicos. Es decir, huevos que han sido puestos por gallinas criadas al aire libre que se relacionan con sus semejantes (no en jaulas donde nunca ven la luz del Sol), alimentadas con alimentos ecológicos, agua de manatial y en entornos completamente naturales (campos de cultivo o corrales abiertos). Vuestro paladar y vuestra salud lo agradecerán. Seguro.
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