Nuestra mente se compone de programas (a semejanza de los informáticos) que se han ido conformando, estructurando y configurando en función, sobre todo, de nuestro aprendizaje (muchas veces, de manera inconsciente). Sin embargo, algunos de esos programas determinan conductas o comportamientos que, de un modo u otro, nos perjudican; o bien perjudican a los demás. Por eso, convendría modificarlos o cambiarlos (reprogramar) por otros más adecuados que redunden en una mayor calidad de vida para nosotros y para quienes nos rodean. Algunos de esos programas comprenden áreas específicas del lenguaje que usamos a diario.
Veamos a continuación varios ejemplos prácticos de expresiones habituales (poco recomendables, por cuanto que no nos benefician), escritas en rojo; y, en la parte inferior del binomio, escritas en azul, algunas alternativas más armónicas.
- Sin ti no soy nadie y no podría vivir.
- Soy un ser humano capaz de aprender, de desarrollarme y lleno de potencialidades; por lo cual, podría vivir plenamente sin ti.
- No puedo.
- Voy a hacerlo.
- Soy apasionado porque soy italiano.
- Me gusta actuar apasionadamente en la vida.
- Eres mi peor enemigo, y por eso te odio.
- Eres un ser humano hijo de sus circunstancias, como yo, así que ya tenemos algo en común.
- Tengo miedo de gastar dinero en ese curso de crecimiento personal.
- Me alegro de invertir dinero en mi desarrollo, ya que no existe mejor inversión.
- Todos tenemos nuestras limitaciones.
- El límite lo determina la propia imaginación.
- Eso es imposible.
- Todo es posible.
- Seguro que si voy a vivir a ese barrio, me atracarán alguna vez.
- Seguro que todo me irá bien en ese barrio.
- El dinero y mis posesiones me dan seguridad.
- Mi determinación y mi fe me dan seguridad.
- Yo no sirvo para eso.
- Yo sirvo para realizar cualquier tarea que me proponga.
- Jamás me quedaría desnudo en una playa nudista.
- Me acepto tal cual soy.
- Tengo la culpa de haber perdido las llaves.
- Soy responsable de haber perdido las llaves.
- Disfruto controlando a los demás.
- Disfruto aprendiendo a controlarme a mí mismo.
- Algún día te demostraré cuánto te quiero.
- No necesito demostrarle mi amor a nadie, ya que el amor, cuando acontece, se expresa de forma elocuente a través de mis actos.
- Voy a intentarlo.
- Lo voy a conseguir.
- He fracasado.
- Sigo adelante.
- Tengo muchos asuntos de los que preocuparme.
- Me ocupo de aquello que considero importante.
- No quiero que seas mi novio porque todos los hombres con los que he salido me han sido infieles.
- Me encantará salir contigo y sacarle jugo a cada momento que compartamos, viviendo el presente sin pensar en el mañana.
- Soy un desgraciado por haber heredado la vagancia de mi padre, por haber nacido en esta ciudad tan tercermundista y por este alcalde que tenemos, que no se ocupa de los parados.
- Sólo yo soy responsable de mi vida. Por tanto, el cómo me la tome y cuanto en ella elija dependerá enteramente de mí.
- Me has disgustado.
- Has hecho algo que me ha disgustado.
- Estoy hundido en un pozo sin fondo.
- He tropezado y ahora me levanto.
- Soy un torpe.
- He cometido una torpeza.
- Hay una cosa en ti que no puedo soportar: tu egoísmo.
- Voy a trabajarme para vencer mi propio egoísmo.
- Te quiero más que a mi vida.
- Me amo.
- Me siento culpable por haberte hecho esperar. Es que mira que soy tonto.
- Disculpa el retraso. Hoy mismo me compro una agenda. La próxima vez, llegaré puntual.
- Eres una mujer muy guapa, muy inteligente, considerada, comprensiva, cariñosa y siempre abierta al diálogo.
- Me gustas.
- Yo soy español, arquitecto, de izquierdas, muy meticuloso, friolero, desconfiado...
- Soy.
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