Bicicleta plegable PL-1 de Boomerang



Hace cosa de un mes albergaba el deseo de comprarme una bicicleta plegable, así que decidí ir en busca de ella por algunas de las tiendas más conocidas de Valencia. Mi intención era adquirir una máquina dentro del segmento mediano, completamente plegable, ligera, robusta, y, a ser posible, bonita.

Como os digo, recorrí algunas de las tiendas más destacadas del sector y tuve ocasión de ver y de sopesar distintas marcas (Dahon, Monty...) con algunos de sus respectivos modelos. Pero no terminaban de convencerme: o el precio era muy elevado o el diseño me desagradaba. Sin embargo, decidí proseguir con la búsqueda.

El mes pasado participé en un concurso fotográfico que convocó Hipercor (Centro Comercial Ademuz), en el edificio de El Corte Inglés, así que, aprovechando la ocasión, bajé al sótano, sección de bicicletas, para echar un vistazo.

Lo cierto es que cuando la vi me conquistó de inmediato. Fue un flechazo en toda regla. Me pareció preciosa, muy liviana (toda ella de aluminio) y fácil de plegar. Y al subirme en ella (apta para alguien que mida hasta 1,85 m), el cambio magnético (simplemente, girando la rueda en el manillar) le otorgaba una agilidad extraordinaria a cualquier velocidad (en tercera, puede alcanzar hasta 30 Km/h). Toda una maravilla por unos razonables 400 euros. Me la quedo, le dije al vendedor. Por cierto, inmediatamente después de haberla comprado sonaba la archifamosa canción de Coti Sorokin: Nada de esto fue un error. ¿Tendría algo que ver con la bici?




Claro está que la única manera de conocer a fondo un producto es probándolo. De modo que comencé a utilizar la bici a diario. Entre semana, para moverme por Valencia (suerte que mi ciudad sea tan plana y con tan buen clima), sobre todo, para trabajar y como alternativa al metro o al autobús. Los fines de semana, para pasear por el río, para ir a la playa o a casa de mis amigos/as (cabe sobradamente en cualquier ascensor).

Después de un mes de disfrutarla, puedo confirmaros que estoy encantado con la bici. Me hace un gran papel. La utilizo constantemente. Y, sobre todo, la disfruto. Puedo llevarla a cualquier sitio porque plegada ocupa lo mismo que una maleta pequeña. Incluso a veces la llevo a la Filmoteca de Valencia.

Es rara la vez que salgo con ella y que alguien no me pregunta ¿Dónde has comprado esa bici? ¿Cuánto te ha costado? A la gente le encanta. Y a mí, por descontado.

Ciertamente, como vaticinaba Coti Sorokin, no fue un error comprarla. Por eso, y por su magnífica calidad, os la recomiendo efusivamente.
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De venta en El Corte Inglés.
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Hoy mismo, leo en un prestigioso medio de comunicación digital los siguientes titulares:

LA ERA DEL PETRÓLEO BARATO HA TERMINADO

Crece el consenso en la comunidad internacional sobre el comienzo, más pronto que tarde, de la caída en la producción de petróleo. Y con él, el temor a una escalada en los precios y a una crisis energética y económica sin precedentes.

Parece claro, a resultas de noticias como ésta, que ha llegado la hora de plantearse muy seriamente el recurrir a las energías alternativas y a los transportes ecológicos como una forma de sobrevivir en un mundo en el que el petróleo, a buen seguro, terminará convirtiéndose en un auténtico artículo de lujo al alcance de unos pocos.

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