Antiguamente, las personas bebían agua de pozo, de manantial, de río, de fuentes naturales o de aljibe. Aguas que habían seguido un itinerario a través de la madre Naturaleza y que, por tanto, estaban vivas. Aguas que no sólo eran químicamente puras sino que contenían energía, que proporcionaban vitalidad, además de salud.
Las aguas más parecidas a ésas de las que os hablo son:
- las que producen las depuradoras por vapor
- y las que producen las máquinas de osmosis inversa (sólo las de calidad).
Sin embargo, tengamos en cuenta que estas aguas envasadas, o la propia agua osmotizada, efectivamente, poseen un grado muy elevado de pureza química. Pero es conveniente devolverles esa energía natural que han perdido como consecuencia de sus respectivos procesos de envasado o de filtrado.
Existe un truco muy sencillo para recargar el agua de energía y equilibrarla químicamente:
- añadirles unos pocos granos de sal marina natural (sin refinar, que no sea gruesa y a razón de unos pocos granos por litro) y removerlos hasta que se disuelvan en el agua,
- y seguidamente verter dichas aguas (embotelladas o de osmosis) en recipientes abiertos (tipo bol) de vidrio, colocándolas durante algunas horas al sol.
Los granitos de sal marina proporcionarán al agua todos los minerales y oligoelementos que necesita un ser humano (lo importante no es la cantidad sino la calidad de esa energía mineral). Y el Sol aportará esa energía indispensable que todo ser viviente necesita para vivir armoniosa y equilibradamente.
- las que producen las depuradoras por vapor
- y las que producen las máquinas de osmosis inversa (sólo las de calidad).
Sin embargo, tengamos en cuenta que estas aguas envasadas, o la propia agua osmotizada, efectivamente, poseen un grado muy elevado de pureza química. Pero es conveniente devolverles esa energía natural que han perdido como consecuencia de sus respectivos procesos de envasado o de filtrado.
Existe un truco muy sencillo para recargar el agua de energía y equilibrarla químicamente:
- añadirles unos pocos granos de sal marina natural (sin refinar, que no sea gruesa y a razón de unos pocos granos por litro) y removerlos hasta que se disuelvan en el agua,
- y seguidamente verter dichas aguas (embotelladas o de osmosis) en recipientes abiertos (tipo bol) de vidrio, colocándolas durante algunas horas al sol.
Los granitos de sal marina proporcionarán al agua todos los minerales y oligoelementos que necesita un ser humano (lo importante no es la cantidad sino la calidad de esa energía mineral). Y el Sol aportará esa energía indispensable que todo ser viviente necesita para vivir armoniosa y equilibradamente.
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