Aloe vera: la panacea

Cada vez más se oye hablar de esta planta asociada a una larga lista de propiedades. En lo que a mí respecta, como usuario que la llevo utilizando durante años, y actualmente como terapeuta, la he aplicado con gran éxito para tratar:

(Señalar que la parte utilizable es el gel incoloro que se encuentra en el interior de la hoja).

- heridas y quemaduras de todo tipo (colocando directamente el gel sobre la zona afectada),
- llagas bucales (masticando un trozo de gel),
- conjuntivitis (diluyendo el gel en agua mineral e instilando unas gotas del líquido resultante en los ojos, a modo de colirio -si está fresco, mejor-),
- afecciones capilares (frotando el cuero cabelludo con el gel y dejándolo actuar 20 minutos antes de lavarse la cabeza),
- acidez, reflujo, gastritis y úlceras (masticando un trozo de gel en la boca);
- problemas de la piel, como sequedad, irritación, inflamación, descamación, etc. (aplicando el gel directamente sobre la piel);
- colitis, colon irritable (tomando el gel batido con zumo de manzana y zanahoria);
- para después del afeitado (no he probado nada mejor),
- para las ojeras y las arrugas (directamente el gel),
- como crema solar (antes y después de tomar el Sol),
- regenerador de la piel,
- magnífico laxante,
- para eliminar el exceso de mucosidad del cuerpo,
- en gripes y resfriados (mezclando el gel con la comida o con los líquidos).

Pero donde el aloe más se desconoce es en sus aplicaciones gastronómicas, como ingrediente del menú diario. En este sentido, podéis tomar un trozo de gel y añadirlo a una salsa cualquiera (de aguacate, tomate, cebolla); le aportará una textura suave. Podéis también añadirlo a un caldo o una sopa (batiéndolo), a un aliño; o en trozos pequeños, a la ensalada.

Ingerido con frecuencia, es una excelente manera de curarse en salud, un modo eficaz de ahorrarse gran número de achaques y enfermedades.

Por supuesto, os recomiendo comprar las plantas. En casa se crían muy bien. Lo único que no les gusta a los aloes es el frío y la humedad, por lo que hay que regarlos, sólo, de tarde en tarde (poseen la capacidad de retener gran cantidad de agua en sus hojas); y preservarlos de los húmedos vientos de levante.

Ahora bien, si queréis tener a mano un gel para aplicar sobre la piel (distinguidlos de otros preparados que sí son para ingerir), podéis utilizar uno al 99 o al 100%. El que yo suelo usar es de la marca La Botiga del Aloe o Aloe Pura.

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